Davy Moukagni Moukagni suda la gota gorda bajo el sol. Ante la mirada de su entrenador, esprinta y da vueltas a una pista de piedra cubierta de malas hierbas. Amputado del brazo derecho, el atleta de Gabón se prepara para los Juegos Paralímpicos de Tokio, previstos a finales de agosto.

En el estadio del liceo técnico de Owendo, a una decena de kilómetros al sur de la capital de Gabón, Libreville, las líneas de la pista se han ido borrando con la usura del tiempo, las gradas están desvencijadas y en el carril no hay tacos de salida.

“La primera vez que los usé (tacos) fue en una competición oficial, fue muy confuso”. A sus 28 años, Davy se entrena para las pruebas de los 100 y los 200 metros, dice un reportaje de la agencia AFP.

Este atleta paralímpico, que perdió el brazo hace cinco años por culpa de la úlcera de Buruli (enfermedad infecciosa que afecta a la piel y los huesos), entrena las salidas.

Con los medios que tenemos, es decir: nada. Me las apaño como un auténtico gabonés”, afirma con una media sonrisa.

Davy, que estudia gestión empresarial, no cuenta con subvenciones ni patrocinadores. “Todo lo que uso lo pago de mi bolsillo”, asegura.

Los atletas paralímpicos de este pequeño país petrolero del centro de África, con unos 2 millones de habitantes, participaron por la primera vez en los Juegos de 2008, los de Pekín. A Londres y a Río mandaron un representante, pero no consiguieron medallas.

Tres deportistas buscan conseguir su billete para las pruebas de Tokio, previstas del 24 de agosto al 5 de septiembre.

PREPARACIÓN A SOLAS

“Nuestros atletas paralímpicos son unos buscavidas, se preparan con muy pocos medios”, afirma a la AFP, Luc Nguema Mba, secretario general de la Federación Paralímpica Gabonesa (Fegoph).

Hasta el año 2014, recibía del gobierno una subvención anual de 75 mil euros (casi 90 mil dólares).

Pero este estado rico en hidrocarburos cortó ese año la financiación. “Nuestros entrenadores son voluntarios porque no tenemos el dinero para pagarlos, muchos son profesores de deporte y hacen esto en su tiempo libre”, añade Mba.

“Dale, dale”, grita el entrenador Landry Lignabou a Davy, en pleno esfuerzo por los 100 metros. “Te has levantado muy pronto”, le explica Lignabou a su pupilo.

Lignabou, que entrena en la federación paralímpica desde 2003, lamenta “la falta de medios” que deja sus posibilidades de medallas “al mínimo”.

Pero tiene muchas esperanzas depositadas en Davy, con un récord personal de 11.76 segundos en los 100 metros, podría optar al segundo o tercer puesto en una final.

EQUIPAMIENTO DEFICIENTE

Edmond Ngombi se mueve con dificultad por culpa de la polio, apoyado en sus muletas, a sus 44 años es uno de los veteranos.

En los juegos de Río de 2016 consiguió entrar en las semifinales de ciclismo paralímpico. “Pero mi material era defectuoso, sobre todo el manillar”, recuerda con tristeza.

Con la misma silla de competición desde 2011, donada por la fundación Sylvia Bongo Ondimba, la esposa del presidente de Gabón, Ngombi se siente “en desventaja”.

Los atletas paralímpicos encuentran muchos problemas para compaginar el deporte con sus estudios o su trabajo.

“Durante el día tengo clases, y se me hace muy largo ir al estadio en taxi, sobre todo por el tráfico”, dice Davy.

El material del estadio Owendo deja mucho que desear, por lo que la Federación Paralímpica Gabonesa prefería recibir a los periodistas de la AFP en un estadio más presentable… al que casi nunca van.

DEPORTES OLVIDADOS

A sus 31 años, Audray Fabiola Mengue Pambo calienta sobre un taburete de madera junto a la pista. Con las piernas atrofiadas, se prepara para las pruebas de lanzamiento de peso y jabalina. “No es el material adecuado, no tenemos equipamientos adaptados”, lamenta.

“Para conseguir mejores resultados para nuestro país, el gobierno debería hacer más por el deporte paralímpico”, explica Audray.

“La práctica de deportes paralímpicos no está suficientemente desarrollada en nuestro país”, reconoce Franck Nguema, ministro de Deportes, en una entrevista con la AFP.

Las autoridades aprobaron en el último momento una subvención que permitirá a Audray, Ngombi y Davy participar en la competición prevista en Túnez este fin de semana.

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