🔊 Escuchar esto Un grupo de científicos reveló en qué momento los humanos empezaron a creer en Dios, según un estudio.La idea de un Dios todopoderoso que vigila desde arriba a los humanos y sanciona a los que se desvían de la norma surgió después de que dejaron las tribus y construyeron sociedades más complejas, reveló un estudio publicado en la revista Nature.[read more=”Leer más” less=”Leer menos”] 🔊 Nota completa El estudio revisa la emergencia de las sociedades complejas y la idea del Dios moral. Desde los antiguos egipcios hasta el Imperio Romano, pasando por los hititas, los dioses morales no entran en escena hasta que las sociedades no se hacen realmente grandes.La creencia en lo sobrenatural es tan antigua como los humanos. Pero la idea de un ser omnisciente vigilante de la moral es más reciente. Antes de las revoluciones neolíticas, de la emergencia de la agricultura y las primeras sociedades, los humanos vivían en grupos relativamente pequeños basados en el parentesco.En las tribus todos se conocían y era difícil tener una conducta antisocial. El riesgo de ser señalado, castigado o expulsado del grupo bastaba para controlarlo.Pero a medida que las sociedades se fueron haciendo más complejas, las relaciones con extraños al clan crecían y, a la par, las probabilidades de escapar a la sanción.Para muchos estudiosos de las religiones, la aparición de un Dios moral, que todo lo ve, facilitó el surgimiento de sociedades cada vez más grandes.“Pero lo que hemos visto es que los dioses moralizantes no son nada necesarios para que se establezcan sociedades a gran escala”, explicó el director del Centro para el Estudio de la Cohesión Social de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y coautor del estudio, Harvey Whitehouse.“De hecho, solo aparecen después del fuerte aumento inicial de la complejidad social, una vez que las sociedades alcanzan una población de alrededor de un millón de personas“, apuntó el especialista.Junto a un amplio grupo de científicos, el antropólogo británico ha analizado 414 entidades políticas surgidas desde el Neolítico.En la base de datos, recogida en el proyecto Seshat, hay desde ciudades Estado como Ur hasta la confederación vikinga de Islandia e imperios como el inca o el aqueménida.Para medir su complejidad, usaron hasta 55 variables diferentes, como la existencia de una estratificación y jerarquía social, si existían la propiedad privada y la capacidad de transferirla, desarrollo de la agricultura o de un ejército.Los resultados, publicados en la revista Nature, muestran que, para cuando aparecieron los dioses morales, la mayoría de las sociedades ya eran muy complejas.De hecho, las entidades políticas estudiadas muestran un aumento medio de su complejidad social hasta cinco veces mayor, antes de la llegada de estos dioses, que después. Es solo entonces cuando el Dios moral cumple una función social:“Quizá se deba a que, llegados a este punto, las sociedades son tan grandes que se vuelven vulnerables a las tensiones internas y el conflicto. Los dioses moralizantes podrían ofrecer una vía para que las sociedades siguieran prosperando a pesar de tales tensiones, haciendo que todos cooperaran para evitar ofender a un poder superior atento a nuestro comportamiento hacia los demás y del que se pensaba que castigaba a los transgresores”, comentó Whitehouse como posible explicación.Las primeras ideas de un Dios moral surgen en el antiguo Egipto, con la figura de Maat, la hija del dios Ra. Eso fue en torno al año 2800 antes de la era actual, posterior varios siglos a que las primeras ciudades del valle del Nilo se unificaran.Le sigue en la lista temporal, Shamash, el Dios Sol que todo lo ve, del Imperio acadio, medio milenio posterior a que emergieran las civilizaciones mesopotámicas. El mismo patrón se observa con la deidad china Tian o los diversos dioses del reino de Hatti, en Anatolia.Ya en el primer milenio antes de esta era aparecieron el mazdeísmo o zoroastrismo, el judaísmo y, ya en la presente, el cristianismo o el islamismo. Todas son religiones con dioses morales surgidas o evolucionadas en sociedades ya consolidadas.El estudio muestra, sin embargo, que puede haber sociedades altamente complejas sin un Dios moral.Eso no significa que no castigaran a los humanos, pero lo hacían más por faltar a las obligaciones con las divinidades que por ofender a los otros humanos. La mayoría son americanas o del sudeste asiático.Los sacrificios y las normas de género de los aztecas parecen estar centradas más en el mantenimiento [de un orden] universal y la mejora individual que en el establecimiento de unas costumbres religiosamente controladas en el que unos dioses moralizantes amenazan con sanciones a las acciones interpersonales impropias”, detalló el arqueólogo de la Universidad de Texas y coautor del estudio, Alan Covey, citado por el diario español El País.“Los textos mayas parecen mostrar, al menos en el ámbito de los reyes, que las razias y los sacrificios humanos eran eventos memorables más que actos por los que se pudiera temer una desaprobación moral sobrenatural”, añadió este arqueólogo experto en los imperios precolombinos, en particular el inca.“Esto encaja con los rasgos generales de la visión del mundo andina y las prácticas de sacrificios locales y estatales del Imperio inca”, concluye.[/read]Compartir