El 2025 está cerrando con un sabor amargo para los defensores de la hegemonía del dólar. A pocos días de que termine el año, el Bloomberg Dollar Spot Index ha registrado una caída acumulada cercana al 8%, marcando su peor desempeño anual en ocho años. Esta tendencia no solo preocupa a los mercados globales, sino que representa un desafío directo para las expectativas económicas de la administración entrante de Donald Trump, quien históricamente ha mostrado una relación ambivalente con la fortaleza de su moneda. La caída ha sido constante durante el último trimestre, llevando al dólar a niveles no vistos desde octubre. A pesar de que la economía de Estados Unidos mostró una aceleración inesperada en el tercer trimestre con un crecimiento del 4.3%, este “excepcionalismo estadounidense” no ha sido suficiente para frenar la venta masiva de la divisa en los mercados de opciones. Los factores detrás del desplome: Tasas y geopolítica El principal motor de esta debilidad es el cambio de rumbo en la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). Mientras que otros bancos centrales importantes están terminando sus ciclos de flexibilización, el mercado anticipa que la Fed continuará reduciendo los costos de endeudamiento para evitar un enfriamiento excesivo de la economía. Esto reduce el atractivo del dólar frente a otras monedas que ofrecen mejores rendimientos relativos. Además, analistas de firmas como Swissquote señalan que la disciplina fiscal y las crecientes tensiones comerciales están actuando como vientos en contra. Los inversores temen que el aumento del déficit y las posibles guerras arancelarias generen una presión inflacionaria que, a la larga, debilite la estabilidad del billete verde. En este escenario, divisas como el euro, el dólar australiano y la corona sueca han ganado terreno significativamente. El factor Trump y el riesgo de un 2026 bajista Para Donald Trump, un dólar débil es un arma de doble filo. Por un lado, una moneda depreciada abarata las exportaciones estadounidenses, lo cual encaja con su narrativa de fortalecer la manufactura nacional. Sin embargo, un dólar que “no toca fondo” también refleja una pérdida de confianza internacional y puede encarecer las importaciones, alimentando la inflación que el mandatario prometió combatir. Las proyecciones para el inicio de 2026 no son alentadoras para la divisa. Expertos de Pioneer Investments sugieren que el mercado bajista continuará, aunque de forma más moderada. El único salvavidas para el dólar sería un rebote sorpresivo si los datos económicos de enero obligan a la Reserva Federal a frenar los recortes de tasas. Por ahora, el sentimiento del mercado es claro: las apuestas alcistas son escasas y el refugio predilecto parece haberse trasladado al oro, que sigue rondando máximos históricos mientras el dólar pierde su brillo. Compartir Navegación de entradas Impulsa PAOT una Navidad sustentable para reducir residuos en Guanajuato Préstamo puente Netflix para comprar Warner Bros