José Antonio Yépez, El Marro, estuvo en la mira de las fuerzas federales, pero lo dejaron ir porque no era prioridad.

En su columna publicada en el diario El Universal, el periodista Héctor de Mauleó indicó que en los primeros días del año, fuerzas federales ubicaron a El Marro en un club campestre, “cerca del aeródromo”, a orillas de Celaya, Guanajuato.

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Un seguimiento de varias semanas permitió que personal de inteligencia lograra establecer con precisión dónde dormía y se movía el líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, añadió en su texto el periodista.

En su descripción, De Mauleon señaló que era tal el seguimiento a Yépez, que se tenía ubicado que se movía por aquellos días en un Honda, un Cadillac y una Hummer.

“Intentaba ser discreto. De hecho, se desprendía por las noches de los cuatro o cinco escoltas que lo acompañaban, para que nadie supiera a dónde iba a dormir. Cambiaba de teléfono con frecuencia y a veces pasaba hasta cinco días sin hacer llamadas”, dice el columnista.

Recuerda que elementos de diversas fuerzas policiales habían intentado detenerlo varias veces en la comunidad de Santa Rosa de Lima, municipio de Villagrán, pero que en todos los casos fueron rodeados por los pobladores y tuvieron que retirarse para evitar una tragedia.

De Mauleón, un periodista que frecuentemente tiene acceso a fichas informativas internas de seguridad pública, escribe que cuando las fuerzas federales lo ubicaron en el club campestre -del cual no da nombre- y que era frecuentado “por gente de otro estrato social”, era mejor momento para detenerlo, toda vez que no había nadie que fuera a defenderlo.

“Agentes que tomaron parte en aquel operativo pidieron luz verde a sus superiores. No se las dieron. La respuesta fue que El Marro no era prioridad. Que la prioridad era bajar el número de muertos y hacer que descendiera el robo de hidrocarburos”, añadió De Mauleón en su columna.

Dice que El Marro nunca estuvo consciente de lo cerca que estuvo de caer, pero que a partir de entonces modificó de manera absoluta sus rutinas.

Después de los bloqueos, quema de vehículos, colocación de mantas e incluso una amenaza de coche bomba fue cuando el gobierno federal cambió de postura y entonces “decidió que siempre sí había que detener al Marro” y así las fuerzas federales y estatales lanzaron el operativo Golpe de Timón.

Sin embargo, después de irrumpir en su residencia de Santa Rosa de Lima, el “Resort Huachicol”, ya o hubo rastro alguno.

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