Ya hay una nueva pareja real: Meghan Markle y el Príncipe Enrique unieron sus vidas en un evento que paralizó al Reino Unido y varias partes del orbe.
La ex actriz estadounidense, de 36 años, y el nieto de la Reina Isabel se juraron amor, pero no obediencia y fueron declarados marido y mujer por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
“Yo, Meghan, te tomo a ti, Enrique, como mi marido, para tenerte y sostenerte, a partir de hoy en adelante; en lo bueno y en lo malo; en la riqueza y en la pobreza; en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la ley sagrada de Dios.
“En la presencia de Dios hago estos votos”, expresó Markle en la ceremonia.
El Príncipe Enrique, que por la mañana fue nombrado Duque de Sussex, pronunció segundos antes el mismo juramento hacia la ex estrella de Suits, ante una congregación de 600 personas, entre ellas miembros de la familia real británica y personalidades del mundo del espectáculo.
Markle portó un elegante y sobrio vestido blanco con largo sujetado por una tiara, que fue diseñado por la británica Clare Waight Keller, de la casa francesa Givenchy.
El anillo de Markle fue diseñado con oro de Gales por la joyería Cleve & Company y Enrique, por su parte, lleva una alianza de platino.
En la misa, el reverendo David Conner, que ofició el inicio de la boda, destacó el poder del amor.
“Hay poder en el amor. El amor puede ayudar y curar cuando nada más puede hacerlo”, dijo el reverendo afroamericano.
“Dos jóvenes se enamoran y todos nos presentamos en la capilla”, dijo el religioso, quien con este comentario hizo reír a la congregación.
El coro The Kingdom interpretó el tema “Stand By Me”, un hecho que sólo tiene como precedente en la boda de Victoria de Suecia, en la que se presentó una cantante pop.
The Archbishop of Canterbury delivers the Blessing of the Marriage #RoyalWedding pic.twitter.com/QbNxNI1VlS
— The Royal Family (@RoyalFamily) 19 de mayo de 2018
A la ceremonia acudieron celebridades como Oprah Winfrey, Idris Elba, Elton John, George y Amal Clooney, Serena Williams, James Corden y David y Victoria Beckham.
Luego de la ceremonia, los recién casados se dieron un baño de multitudes en un recorrido en carroza descubierta por la ciudad de Windsor, donde cientos miles de personas vieron la ceremonia en pantallas gigantes.
Tras toda la polémica suscitada por la ausencia de su padre Thomas Markle, Meghan Marle recorrió prácticamente sola todo el camino hasta el altar y se tomó del brazo de su suegro, el príncipe Carlos, casi al final.
La reina Isabel II de Inglaterra nombró a Harry duque de Sussex, conde de Dumbarton y barón de Kilkeel, respectivamente, un titulo nobiliario inglés, escocés y norirlandés, como manda la tradición.
Al final del paseo, de una media hora, se cerró el telón al público y dio inicio a la parte privada de la boda, con un almuerzo ofrecido por Isabel II en el castillo de Windsor y una fiesta nocturna en la mansión Frogmore, gentileza del padre del novio, el príncipe Carlos de Gales.
En las calles de todo el país se organizaron fiestas vecinales, al amparo de unas previsiones meteorológicas esperanzadoras, y el día acabará bien regado por la muy graciosa concesión de permitir que los pubs cierren más tarde que lo habitual.
The Duke and Duchess of Sussex depart the Chapel for a carriage procession through the Castle and Windsor Town #RoyalWedding pic.twitter.com/2aBMGIcZSf
— The Royal Family (@RoyalFamily) 19 de mayo de 2018