Fue de los mejores cursos de Verano en Guanajuato. Niños y niñas aprendieron practicaron para la vida diaria en el Área Natural Protegida (ANP) Cuenca de La Esperanza, donde se formaron en el monitoreo de especies.

De acuerdo con un comunicado, el Instituto Estatal de Ecología organizó el curso con 43 menores de edad, quienes pudieron convivir con la naturaleza durante cuatro semanas, del 24 de julio al 18 de agosto, en esta ocasión experimentaron nuevos aprendizajes de la mano de especialistas.

Con niñas y niños de 6 a 12 años de edad, salieron literalmente al campo a conocer cómo prevenir incendios, plantaron árboles, tomaron el GPS en sus manos y se guiaron, registraron datos, la presencia de venados y aves presentes en Cuenca de La Esperanza, observaron la fauna y la plasmaron en pinturas propias, con apoyo de especialistas de la Universidad de Guanajuato observaron estrellas y aprendieron de astronomía.

Ahuyentaron incluso a “los demonios”, porque se contó con la presencia de estudiantes de la Universidad Michoacana, quienes visitaron Guanajuato por reafirmar el hermanamiento de Cuenca de La Esperanza, por Guanajuato y, el Cerro de Punhuato, por Michoacán.

Los universitarios contaron la leyenda del “Torito”, festividad ancestral, donde emplean una sonaja, misma que regalaron a cada pequeña y pequeño, para agitarla como hacen los michoacanos en Semana Santa y alejar a los demonios que rondan.

Izel Midori Fernández de la Cruz, con 9 años, contó que es la primera ocasión que participa en el Verano Guanajuato de Cuenca de La Esperanza del IEE.

Dijo irse contenta, emocionada y con información que ha compartido a sus padres de cómo reconocer la diferencia de algunos animales.

“Me gustó cuidar el ambiente, a los animales y árboles, porque tenemos áreas verdes y porque viven tenemos que evitar la contaminación. Yo sí regresaría, todas las actividades me gustaron; estuvimos plantando árboles e hicimos campamento”, comentó.

Con las actividades las propias instructoras a su vez también se llevaron nuevos aprendizajes para ser ciudadanos con cultura de cuidado ambiental, combinando su nuevo conocimiento con los talleres de barro, reforestación, pintura, carpintería, cocina, monitoreo de fauna, observación de aves y mini huerto, o las brigadas contra incendios que aportó la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

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