Millones de personas utilizan el horno de microondas todos los días para calentar su comida, pero también hay gente que se niega a usarlo porque piensa que perjudica el valor nutricional y las vitaminas de los alimentos. ¿Hay algo de verdad en esta creencia?

Especialistas han hablado sobre este tema y explican todo lo que se ha averiguado sobre el uso de los microondas y de los hornos tras diversos estudios.

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La respuesta es que sí, el microondas altera el valor nutricional de los alimentos, pero lo mismo ocurre cuando se emplean otros métodos para cocinar.

De hecho, cuando cocinamos en el microondas se pierden menos nutrientes que al utilizar otros métodos que generalmente se consideran “mejores”, como hervir u hornear.

¿QUÉ OCURRE?

Cuando se precalienta el horno, las bobinas formadas por los alambres se calientan y transfieren la energía generada a las moléculas de aire, por lo que estas se mueven más, conformando energía térmica.

Al meter en el horno una pizza, por ejemplo, estas moléculas de aire van chocando con la comida, transfiriendo el calor del exterior hacia el interior.

En cuanto a los microondas, para cocinar utilizan la radiación electromagnética. Las ondas cambian los campos magnéticos y eléctricos, lo que afecta en especial a las moléculas polares, como el agua, a través de distintas cargas en partes diferenciadas.

Mientras se calienta la comida en el microondas, las moléculas polares se alinean con los campos que cambian y se calientan.

Explicándolo de una manera más sencilla: el microondas incide sobre toda la superficie de los alimentos, calentando el exterior al mismo tiempo que el interior.

No obstante, el aire no cambia mientras se lleva a cabo todo el proceso, básicamente porque se trata de moléculas no polares en su mayoría.

HERVIR ES PEOR

Es lógico que la gente se preocupe por los nutrientes que contiene su comida. Consisten en proteínas, hidratos de carbono y las vitaminas, compuestos que el ser humano tiene la necesidad de ingerir porque el cuerpo no puede elaborarlos por sí mismo.

Estos compuestos químicos se alteran al introducirlos en el microondas. No obstante, no cambian más que empleando otros métodos para cocinar.

Por otra parte, el calor transforma las proteínas de una manera que aún resultan más fáciles de digerir.

Es un hecho que los microondas consiguen calentar los alimentos con más rapidez que utilizando otros electrodomésticos.

Este aspecto es relevante para las vitaminas, ya que se descomponen en mayor medida si están expuestas durante más tiempo al calor. La vitamina C es especialmente sensible a las altas temperaturas, lo que significa que un tiempo de cocción menor (porque es más rápido) permitirá que se conserven más vitaminas.

Además, algunas vitaminas suelen disolverse con el agua, por lo que pasan a formar parte del líquido si se hierven los alimentos. Los microondas evitan este problema. Unos investigadores analizaron el brócoli tras cocinarlo con distintos métodos, midiendo todos sus nutrientes, la vitamina C entre ellos.

Los resultados fueron muy significativos: hirviendo el brócoli se perdía el 33% de la vitamina C; al sofreírlo, un 24%, mientras que al cocinarlo en el microondas solo se perdió el 16%. Cocerlo al vapor fue el método que dio mejores resultados, pues apenas se perdió nada de la vitamina C.

El microondas, del que tanto se desconfía algunas veces, resultó ser el segundo mejor método. Por lo tanto, la conclusión es que este electrodoméstico tan práctico y cómodo también es una de las mejores formas de conservar ciertas vitaminas de los alimentos.

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