Si uno compara las fotos y las postales, parecería que el Teatro Doblado no ha cambiado nada en 140 años, cuando en realidad la fachada neoclásica de cantera es lo único que queda del recinto original, aquel que se inauguró el 15 de septiembre de 1880.

Después de años de ser sólo un proyecto, la primera piedra del teatro se colocó el último día de 1869. El plano arquitectónico corrió a cargo de José Noriega y la construcción se financió en un principio con el producto de la venta de la ex Casa Municipal, lo que ahora conocemos como la Casa de la Cultura “Diego Rivera”.

Les llevó más de una década concluir la obra. Ante la falta de recursos, las más de las veces aportó el gobierno, otras los ricos de la ciudad y la sociedad misma, que asistía a las funciones de beneficencia para recolectar fondos.

Cuando por fin quedó listo el Teatro Doblado -nombrado así en memoria del patriota y diplomático guanajuatense Manuel Doblado-, debió ser motivo de orgullo para cualquier leonés. Era un edificio notable, agradable. Como en toda ciudad del mundo que se respetase, León ya tenía un digno foro para las artes.

El vestíbulo de acceso era coronado por una estructura de cientos de vidrios. La sala principal tenía forma de herradura con su elegante luneta, un piso de plateas, dos de palcos y un último nivel para la económica gayola.

Durante los años del gobierno porfirista pasaron por su escenario las y los mejores artistas nacionales de la época y una amplia baraja de talentos locales. Pasada la Revolución y en medio de la crisis económica de esos tiempos, el Teatro Doblado pasó a convertirse en cine. Esa vida de exhibiciones a destajo, más la incuria de empresarios y autoridades, lo dejaron literalmente en ruinas a mediados del siglo pasado.

A finales de los años cincuenta, con más buenas intenciones que previsiones, las autoridades autorizaron la demolición del foro original. A los pocos años, se les acabó el dinero y el empeño. Por demasiado tiempo el Doblado fue un fantasma de tierra, yerba, cantera derruida y castillos de cemento sin final cierto.

Tiempo y patronatos después, otros ciudadanos notables, empresarios y gobernantes de mayores luces retomaron la misión y construyeron una sala nueva con las comodidades y recursos técnicos y tecnológicos propios de la época. El 26 de abril de 1979 volvió a levantarse el telón del Teatro Doblado.

Por décadas se ha mantenido como nuestro máximo recinto, retribuyendo con creces las expectativas de quienes soñaron por primera vez con un lugar así. Por ese escenario han pasado grandes artistas y compañías de prestigio mundial, los espectáculos populares más variados y los montajes o conciertos de los creadores o estudiantes locales.

La buena noticia es que cuarenta años después de su reapertura, el antiguo coliseo está siendo restaurado por afuera y renovado por adentro. Será una inversión importante de tiempo y dinero. Así que el próximo año estaremos hablando del tercer estreno del Teatro Doblado, la versión siglo XXI, justo en el momento en que todos queremos gritar que la función ¡debe continuar!

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