Para el artesano guanajuatense Gerardo Rodríguez Amador es una lástima que el oficio de vender mercancía hecha con carrizo, en el que se ha desempeñado durante 17 años, tienda a desaparecer.

En entrevista con la agencia Notimex, el artesano comentó que está en peligro de extinción esa labor que ha trascendido por diferentes generaciones debido a varios factores, uno de ellos las costumbres que van cambiando.

Explicó que, en el municipio de Victoria, Guanajuato, donde vive, los jóvenes y adolescentes ya no se quieren dedicar a ese oficio a pesar de que lo ha realizado su familia por bastantes años.

“Nuestros hijos ya no quieren aprenderlo, ya no se interesan, al igual que otros chavos, ahora hay muchas fuentes de empleo, antes lo hacían como una forma para sobrevivir, en la actualidad ya hay más alternativas, más trabajo, ya ellos se van a las empresas y ya no hacen esto”, indicó.

Planteó que mientras haya quien le interese laborar con carrizo el peligro de que desaparezca será menor. “Donde nosotros vivimos gran parte de las personas lo hacía, pero ahora ya es poca gente que lo hace”.

Atribuyó esa tendencia en gran parte a la pérdida de clientes, la falta de salida del producto “no había quien lo consumiera”, por lo que vender dentro de la Feria de León 2018 le ha beneficiado para contactar a nuevos clientes.

Su negocio “Cestería Valeria” se especializa en todo lo hecho con carrizo, un material similar al bambú, pero más pequeño, que se da a la orilla del río.

Platicó que el río de la localidad de Victoria hay un río, en el que existe mucho carrizo “ahí es donde vamos a cortar”.

“Vamos, cortamos y seleccionamos sólo lo que nos sirve, a veces por semana podemos ir, tenemos algunas 200 piezas de carrizo”, explicó.

Cestas, canastas cuadradas, paneras, tortilleros, sombreros, floreros, portabotellas, cestos para la ropa, canastos para el pan y lámparas son algunas cosas que son elaboradas.

Sobre cuánto vende por mes, respondió que es algo incalculable, porque hay días buenos y malos. “Allá donde nosotros vivimos el movimiento es poco, no es mucho”.

Sin embargo, calcula que se venden como cuatro mil al mes en el expendio ubicado en el mencionado municipio mexicano con precios desde 120 pesos las canastas, sombreros de 220 pesos y canastas para la ropa de 380 pesos.

“Es una práctica que ya viene de generación, lo hacían mis abuelos, mis papás y luego nosotros”, afirmó el especialista de 38 años, quien dice que lo que más le gusta es cuando los clientes quedan satisfechos.

Acerca del proceso para hacer una canasta, indicó que lo primero que hace es acomodar el carrizo, que puede ser de tres tipos.

“Sacamos lo que es la vara, luego el carrizo y de ahí vamos sacando parte por parte, después la palma y ya cuando tenemos todo esto armamos el tipo de canasta que queramos”, detalló.

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