Una dosis diaria de bicarbonato de sodio puede ayudar a reducir la inflamación destructiva de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, refirieron científicos de la Universidad de Augusta en Georgia, Estados Unidos.

El estudio a cargo del fisiólogo renal de la institución, Paul O’Connor, obtuvo las primeras pruebas de cómo este antiácido puede estimular al bazo para promover un entorno antiinflamatorio que pueda ser terapéutico frente a enfermedades inflamatorias.

Los investigadores mostraron que cuando las ratas o las personas sanas beben una solución de bicarbonato sódico, este se convierte en un activador para que el estómago produzca más ácido para digerir la próxima comida.

También para que las poco estudiadas células mesoteliales en el bazo le digan a este órgano del tamaño de un puño que no hay necesidad de poner en marcha una respuesta inmunitaria protectora.

“El mensaje que le transmite sería, expresado de forma simple con un ejemplo figurado, algo así como ‘es solo una hamburguesa, no una infección bacteriana’”, ejemplificó el doctor O’Connor, según información de la agencia Notimex.

Las células mesoteliales recubren cavidades corporales, como la que contiene el tracto digestivo y también cubren el exterior de los órganos para literalmente evitar que se rocen entre sí.

Hace aproximadamente una década, se descubrió que estas células también proporcionan otro nivel de protección, ya que poseen estructuras, a modo de pequeños dedos, que notan el entorno, y advierten a los órganos que recubren sobre la existencia de un invasor y la necesidad de una respuesta inmunitaria.

El equipo de investigadores considera que ingerir bicarbonato sódico le comunica al bazo (el cual forma parte del sistema inmunitario, actuando como un gran filtro sanguíneo y almacenando algunos tipos de glóbulos blancos, como los macrófagos), que sea prudente con la respuesta inmunitaria.

La “conversación”, que sucede con la ayuda del mensajero químico acetilcolina, parece promover una configuración que se prepara contra la inflamación.

En el bazo, así como en la sangre y los riñones, los especialistas encontraron que, tras beber agua con bicarbonato sódico durante dos semanas, la población de ciertas células inmunitarias, concretamente los macrófagos, había cambiado.

El predominio de aquellas que tienden a promover la inflamación, llamadas M1, había dado paso al de aquellas que la reducen, denominadas M2.

Los macrófagos son conocidos sobre todo por su habilidad de consumir los residuos en el cuerpo, incluyendo los restos procedentes de células muertas o dañadas y reaccionan con rapidez a la “petición” de montar una respuesta inmunitaria.

(Foto: Tomada de Notimex)

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