Esos pequeños y adorables perros que vemos en la calle pueden parecer inofensivos, pero cuidado: un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) revela que muchos de ellos conservan algo de lobo en sus genes. En concreto, el equipo de científicos estadounidenses revela que casi dos tercios de todas las razas de perros tienen una cantidad detectable de ADN de lobo. Lo sorprendente es que no se trata de restos antiguos de hace 20 mil años, cuando los perros evolucionaron a partir de los lobos, sino de cruces más recientes entre perros domesticados y lobos salvajes. “Esto no significa que ‘los lobos estén entrando en tu casa y mezclándose con tu perro’”, aclara el coautor Logan Kistler, curador del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. CÓMO SE DESCUBRIÓ Los investigadores recopilaron y analizaron miles de genomas de perros y lobos disponibles en bases de datos públicas. Audrey Lin, principal autora e investigadora del Museo Americano de Historia Natural, afirma que su trabajo entrega una nueva mirada. “Antes de este estudio, la ciencia dominante parecía sugerir que, para que un perro sea un perro, no puede haber mucho ADN de lobo presente, si es que hay alguno”, dice. Pero en sus resultados, más de 64 por ciento de las razas modernas muestran algún nivel de ascendencia de lobo. Incluso los chihuahuas, que tienen alrededor de 0.2 por ciento de ADN de lobo. “Esto tiene todo el sentido para cualquiera que tenga un chihuahua”, bromea Lin. LAS RAZAS MÁS LOBUNAS El intercambio entre las especies parece haber influido en el tamaño, el poder olfativo e incluso la personalidad de las razas modernas. Y aunque perros y los lobos pueden producir descendencia juntos, se trata de un cruce raro. Con hasta 40 por ciento de ADN de lobo, los perros lobo checoslovacos y Saarloos encabezaron la lista de razas más ‘lobunas’. Entre las razas domésticas, el sabueso Grand Anglo-Français Tricolore obtuvo cerca del 5 por ciento, seguido por lebreles como los salukis y los afganos. Aunque muchas razas con ADN de lobo tienden a ser más grandes, esto no siempre es así: por ejemplo, los San Bernardo no presentaron ningún rastro. SIN DUEÑO Y ASCENDENCIA DE LOBO También se descubrió que 100 por ciento de los perros callejeros —canes que viven cerca de los humanos, pero sin dueño— poseen ascendencia de lobo. Kistler señala que estos perros, al tener más contacto con lobos, podrían ser la principal vía por la que el ADN de lobo se introduce en la población canina. Además, lobas desplazadas por actividades humanas podrían cruzarse con perros callejeros. Los autores también buscaron la relación entre el aspecto genético y el temperamento de los perros. Las razas con poco o ningún ADN de lobo suelen describirse como amigables, afectuosas y fáciles de entrenar. Por el contrario, las que tienen más ascendencia de lobo se catalogan a menudo como independientes, territoriales o desconfiadas de los extraños. EJEMPLOS DE ADAPTACIÓN Aunque los perros evolucionaron como compañeros del ser humano, los lobos han sido su salvavidas genético. “Cuando los perros se enfrentaron a retos evolutivos como sobrevivir en climas adversos, buscar comida en las calles o proteger el ganado, parece que pudieron recurrir a su ascendencia lobuna como parte de su kit de supervivencia evolutiva”, afirman los autores en una publicación de The Conversation. Un caso notable es el de varias razas tibetanas, como el Lhasa Apso. Estas poseen un gen llamado EPAS1, asociado a la adaptación a grandes altitudes, heredado del lobo tibetano. Esto demuestra cómo la mezcla genética pudo ofrecer ventajas evolutivas en determinados entornos. (Texto y fotos: Tomados de DW Español) Compartir Navegación de entradas Cuando creemos ser adictos a Instagram y no es así Fortalecen estrategia de seguridad en Guanajuato