La visita del Papa Benedicto XVI a México marcó un punto de quiebre importante. El Papa número 265 de la historia de la Iglesia había visitado durante su pontificado una veintena de países, entre ellos España en tres ocasiones, así como Brasil, Cuba, y México.

Y fue la gira en marzo del 2012 en Guanajuato la que marcó la futura renuncia del sumo pontífice un año más tarde.

Su entonces secretario privado, Alfred Xuereb, dijo posteriormente que Benedicto XVI comprendió que ya no tenía las fuerzas para afrontar viajes largos y eso reforzó su convicción de renunciar, recuerda información de Excélsior.

El viaje estuvo marcado por la visita de un estado al que su antecesor, Juan Pablo II, ya no pudo recorrer: Guanajuato.

UNA EMOTIVA RECEPCIÓN

Benedicto XVI llegó a tierras mexicanas el 23 de marzo de 2012. Fue recibido en Guanajuato por miles de personas que le cantaban “Benedicto, hermano, ya eres mexicano”.

El entonces presidente Felipe Calderón le dio la bienvenida al país cuando el avión papal aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Guanajuato con alrededor de 4 mil personas que lo esperaban.

Al bajar del avión, no besó el piso, pero no se salió del protocolo para besar a un niño llegando al estrado.

SU ESTANCIA EN EL MIRAFLORES

Políticos y empresarios recibieron al Papa Benedicto XVI en su ceremonia de llegada. En su visita de tres días, el Papa se hospedó en una casa de huéspedes de un piso anexo del Colegio Miraflores, en su plantel de León.

En esas fechas, los fieles católicos sí mostraron cierta devoción y apoyo a Benedicto XVI. Sin embargo, se dudaba si tendría mayor afluencia a la que tuvo su antecesor, Juan Pablo II.

El entonces Papa tuvo un encuentro privado con Calderón en el Museo Casa del Conde Rul de Guanajuato capital, donde además de las pláticas sobre la relación México-Vaticano, recibió regalos de su esposa, Margarita Zavala y sus hijos.

Las calles de León, Silao y Guanajuato se llenaron de fieles que buscaban saludarlo desde el papamóvil. La Plaza de la Paz de la capital bajía estaba llena de fieles que dedicaban cánticos y porras a Benedicto XVI.

LA INOLVIDABLE MISA EN SILAO

A la misa oficiada en el Parque Bicentenario de Silao acudieron los entonces candidatos presidenciales, entre ellos, el futuro presidente Enrique Peña Nieto.

En ese año, la violencia en México por la guerra contra el narcotráfico se había disparado a cifras récord. Benedicto XVI llamó a los mexicanos a hacer lo posible en contra de “ese mal destructivo”.

GUANAJUATO ENTREGADO

Su recorrido en Guanajuato incluyó:

  • Visitó la Catedral de Nuestra Señora de la Luz de León, en donde celebró las Vísperas con representantes de la iglesia católica de México y América Latina
  • Fue a la Puerta del Milenio donde le entregaron las llaves de la ciudad de León
  • En la Puerta de Santa Fe recibió las llaves de la ciudad de Guanajuato
  • Sobrevoló el Cerro del Cubilete en Silao que acoge una enorme escultura del Cristo Rey.
  • En su última noche, con un sombrero de charro que una joven le obsequió y con el “Cielito lindo” interpretado por un mariachi, Benedicto XVI afirmó que México permanecería “para siempre en su corazón”
  • Esto provocó alegría, aplausos, gritos de entusiasmo y porras de la multitud que le dedicaba una serenata afuera del Colegio Miraflores.
  • Pasadas 21:00 horas, salió de su residencia para saludar a quienes aguardaban afuera del edificio, con la esperanza de que se asomara para verlo un momento, saludarlo y recibir su bendición
  • Lo hizo acompañado de su entonces nuncio apostólico, Christophe Pierre. Afuera del Colegio Miraflores le gritaban con mayor fuerza la consigna que, desde el día que arribó a México, fue “¡Benedicto, hermano, ya eres mexicano!”.

(Fotos: Tomadas de Excélsior)

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