Recientemente ha surgido un nuevo término para denominar a quienes sienten una gran atracción sexual por la inteligencia: los sapiosexuales.

Personas que no solo sienten admiración por la inteligencia de su posible pareja, sino que desatan toda una atracción y deseo sexual por ella, pero ¿a qué se debe la unión inteligencia-sexualidad?

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El psicólogo y sexólogo neozelandés, John Money, trató de explicar este comportamiento con la Teoría sobre el Mapa del Amor (Lovemap), donde dice que la concepción de este sentimiento condiciona nuestra atracción sexual y dibuja en nuestra mente una representación compleja de la pareja idealizada, señala información de Noticieros Televisa.

A esto se le podría denominar la personalidad erótica del amante deseado, con la que en el imaginario mental se proyectan las fantasías y actos que se esperan vivir con esa “persona especial”. Por supuesto, el mapa cambia en cada ser humano.

SEDUCCIÓN EN OÍDO Y PALABRAS

Aterrizando estas nociones al panorama sapiosexual, llegamos a un estudio generado por Gilles E. Gignac, un profesor de la Universidad de Western, que luego de analizar el comportamiento de 383 adultos descubrió que todos ellos mostraban una tendencia a ser sapiosexuales.

Esto debido a que las personas sienten que encontraron a ese ser perfecto, previamente diseñado en sus mentes, al relacionar de manera inconsciente a la inteligencia con un factor que garantiza una relación más estable, segura y duradera.

Al considerarse a las personas inteligentes como una mejor opción para establecer un vínculo afectivo, casi todos los adultos ven a la atracción mental como una prioridad que rebasa al aspecto físico.

Lora Adair, psicóloga evolutiva de la Universidad de Lyon, explica que los indicadores de una “capacidad cognitiva y de una idoneidad genética” resultan más atractivos en la selección de pareja porque con ello se garantiza la supervivencia de quienes la conforman.

“Los hombres y las mujeres siempre han deseado la inteligencia en sus compañeros, tanto si llegan a identificarse como sapiosexuales como si no. Esto sucede en todas las especies, aunque en los animales no humanos la inteligencia o capacidad cognitiva se mide morfológicamente”, menciona Lora Adair.

Sin embargo, según sus observaciones, esta conducta no solo se manifiesta en humanos, sino que otras especies, como el ave de emparrado, la repiten.

Cabe destacar que no es común que los sapiosexuales caigan en flechazos o amores a primera vista, ya que necesitan tiempo para conocer a su posible pareja y por ello desembocan, casi siempre al final del cortejo, la atracción sexual en el plano físico.

(Foto: Tomada de Noticieros Televisa)

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