Hilda Corona y Guillermo Gómez, esposos desde hace 56 años, tienen mucho de qué presumir: han asistido ininterrumpidamente a 48 ediciones del Festival Internacional Cervantino (FIC).El diario Reforma conversó con la pareja, que fue acreedora a la Presea Cervantina en esta edición 52 de la fiesta cultural más grande del mundo de habla hispana.Apenas el domingo 13 de octubre, la pareja salía complacida y emocionada del Auditorio del Estado.Su estado de ánimo reflejaba su modestia y, sin juicios ni alardes, tuvieron buenos motivos para hacer una buena crítica del espectáculo Coppél-i.A, de la compañía Les Ballets de Monte Carlo.VIERON A NUREYEVY es que, como parte de su acervo vital, tan sólo entre 1981 y 1994, la pareja que hoy reside en el Estado de México pudo ver en el Festival Internacional Cervantino (FIC) a leyendas de la danza como Rudolf Nureyev, Martha Graham, Alicia Alonso y Pina Bausch, por lo que saben de lo que hablan.Este compromiso con la “Fiesta del Espíritu” los llevó a ser reconocidos en este 2024 con la Presea Cervantina de la edición 52 del encuentro, tras haber asistido, prácticamente de manera ininterrumpida, durante 48 años.Tan férrea es su vocación cultural que únicamente el terremoto del 19 de septiembre de 1985 y la pandemia de Covid-19 pudieron impedirles la cita anual en Guanajuato.“CASI LOS AHORCAMOS”“Al principio trabajábamos toda la semana y el sábado, domingo y lunes, o de viernes a lunes, veníamos al Cervantino”, recordó la señora Corona, dijo a Reforma tras la gala de ballet.“Una vez compramos boletos para Nureyev, que era un bailarín maravilloso, y nuestros hijos vendieron los boletos de ellos para ir a comprar resorteras al mercado y casi los ahorcamos”, narró la travesura con cariño.Como con esa mítica gala de 1982, cuando Nureyev estelarizó el ballet Don Quijote en el Teatro Juárez, el matrimonio Gómez Corona tiene centenares de anécdotas que no se limitan a lo meramente artístico, sino que hablan de una vida familiar entrañable.Más allá de la concepción romántica de que el arte lo ayuda a uno a ser mejor persona, ambos conciben a su tradición cervantina como una forma de afianzar su relación.“No sé si seamos mejores o peores personas, pero sí como matrimonio nos ha unido y nos ha ayudado a disfrutar. Nunca nos aburrimos. Yo creo que por eso vivimos tan contentos”, señaló la señora Corona.“Por eso hemos durado tanto”, intervino su marido con ternura, a lo que ella contestó: “Sí, es como una receta, porque dicen que ‘pareja que no se recrea, no se crea’”.APRECIO POR GUANAJUATOEntre los nombres de grandes artistas que han visto, recuerdan con especial asombro las presentaciones de Paco de Lucía y de Armando Manzanero.También le tienen particular aprecio a las tradicionales agrupaciones locales, como el Ballet Folklórico de la Universidad de Guanajuato y el ensamble de música antigua Los Tiempos Pasados, fundado por el maestro Armando López Valdivia.La travesía cervantina de ambos no fue premeditada, sino que tiene su origen en su afición al campismo, cuando hace medio siglo llegaron por invitación de un amigo al “Trailer Park” del señor Morrill, un sitio insigne para esta actividad en Guanajuato.En ese viaje se encontraron con una de las primeras ediciones del FIC, del que quedarían prendados, y de inmediato se incorporaron a sus tradiciones más antiguas, como los Entremeses cervantinos y la presentación de los Juglares de Guanajuato.COSTABA 2 PESOSAl inicio, recuerdan, los boletos de cada espectáculo costaban 2 pesos con 50 centavos y llegaban los fines de semana a los eventos protagónicos de cada edición para no faltar a sus trabajos, él como arquitecto y ella en los bienes raíces y como pianista de acompañamiento de canto en escuelas.Ahora, el matrimonio revisa el programa de cada año el mismo día que se presenta, viaja a Guanajuato para comprar los boletos tan pronto salen a la venta y vuelve meses después para permanecer en la ciudad durante las tres semanas del festival.“Hacemos nuestro cochinito para poder venir, para poder estar 15 o 20 días viendo estos espectaculares eventos que hay aquí en los diferentes cervantinos”, refirió el señor Gómez.DEBE RECIBIR MÁS RECURSOSAunque su curiosidad y gusto por el festival siempre les ha permitido encontrar algo interesante que ver, reconocen que es necesario que éste reciba mayores recursos.“Sabemos que el presupuesto lo han recortado, sabemos que tienen que hacer circo, maroma y teatro, porque tienen que darle alimento y hospedaje a los artistas, transporte, sabemos que tienen que estar financiados”, explicó la señora Corona.Una mayor inyección de recursos, estiman ambos, podría ayudar a que los boletos estén al alcance de más personas, pues están conscientes de que para muchos sigue siendo inviable pagarlos.En una edición en la que el FIC busca recuperar a su público, que cayó en 30 por ciento el año pasado, la Presea Cervantina a la pareja Gómez Corona es un aplauso simbólico a quienes todavía creen en la Fiesta del Espíritu.(Foto: Tomada de Reforma y Acervo Cervantino)Compartir Navegación de entradasConcentra León la mitad de casos de cáncer mama Obispos: polarización sin precedentes por Reforma Judicial