Recordando algunas lecturas, clases y pláticas donde se abordaron temas acerca del avance cultural, artístico y filosófico, llega ahora este lapso de cambio donde dejamos detrás la posmodernidad.

Viviendo en una sociedad rápida, informada, conectada y digital, misma a la que ahora algunos filósofos y sociólogos llaman Digimodernismo o Supermodernismo, entre otros nombres, viviendo bajo el manto agónico de la posmodernidad llega a mí la pregunta ¿qué es arte y cultura y qué no lo es?

Lo que me gustaría resaltar es la desvalorización cultural y artística que se ha desarrollado actualmente, efimerizando (no estoy seguro de que la palabra siquiera exista) las piezas que tenemos a nuestro alcance, sentirnos agredidos u ofendidos por una obra que se atreva a romper un tabú, o algo fácil de reproducir y desechar. Mario Vargas Llosa lo expone en su libro La Civilización del Espectáculo, una postura no pesimista pero directa de la degradación que ha ido creciendo con los años.

Siendo así, ¿cómo podremos distinguir una pintura, fotografía, película o canción de valor cultural y artístico realmente considerable? Tal vez como Minerva Domínguez lo expone en uno de sus videos, dando consejos para identificar una obra artística y darle el valor que merece.

Sin embargo, aún quedamos en una zona fangosa, pues muchas de las producciones artísticas que hoy en día se dan están basadas en dicha característica efímera, de espectáculo y sobre todo que sea viral.

Considero que la única forma de identificar y crear algo de valor cultural y artístico, es aferrándonos a lo que se estableció hace décadas o siglos, profundizar en los grandes artistas clásicos y pioneros de su arte, conocerlos y valorar a quienes basan su trabajo en ellos.

Tal vez solo así, nos sea posible desarrollar un nuevo punto de partida en el arte y la cultura.

 

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