La investigación de los arqueólogos Luz María Flores Morales y Jaime Carlos Viramontes Anzures, llamada “La memoria de los ancestros. El arte rupestre de Arroyo Seco” obtuvo el Premio a la mejor investigación, haciéndose acreedora al galardón Alfonso Caso que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

La investigación da cuenta del valor arqueológico, historia y trascendencia de este sitio ubicado al noreste de Guanajuato, en el municipio de Victoria.

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Este texto, publicado en 2017, por ediciones la Rana, del Instituto Estatal de la Cultura, fue inscrito al concurso que lanza el INAH, año con año y en esta ocasión resultaron ganadores ambos arqueólogos que han venido trabajando no solo en este sitio, sino en otros que se encuentran dentro del territorio guanajuatense.

El proyecto arqueológico de Guanajuato opera bajo un esquema de financiamiento a través del Fideicomiso de Administración e Inversión para la Realización de las Actividades de Exploración y Conservación de Sitios Arqueológicos en el estado de Guanajuato (FIARCA).

Este fondo tiene como objetivo constituir un patrimonio autónomo para financiar las actividades de investigación, conservación, promoción, difusión y atención de los sitios arqueológicos en Guanajuato, así como para la infraestructura y operación necesaria para la atención al público.

El premio Alfonso Caso se otorga al mejor trabajo de investigación arqueológica, así como a la mejor tesis de Licenciatura, Maestría y Doctorado desarrolladas en el área de arqueología.

La investigación refiere a la práctica ancestral del arte rupestre perduró durante varios milenios en la región nororiente de Guanajuato y de esa manera la cosmovisión de las sociedades antiguas quedó plasmada en las piedras.

Cada sitio con muestras de arte rupestres es único e irrepetible, por ello su investigación, protección y conservación era una tarea urgente y necesaria.

Los arqueólogos Carlos Viramontes y Luz María Flores documentaron en Arroyo Seco 46 conjuntos pictóricos y varios cientos de motivos gráficos, como fruto de una investigación de más de diez años. Los resultados quedaron plasmados en el libro La memoria de los ancestros, publicado por Ediciones La Rana del Instituto Estatal de la Cultura en el año 2017.

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