Una severa sequía y las primeras informaciones disponibles acerca de los incendios forestales generan preocupación de que Brasil sufrirá mucha destrucción, como en los dos últimos años, a pesar de los esfuerzos por contener las llamas.

Ya empezó la temporada de incendios y la oficina espacial del gobierno, que usa satélites para monitorearlos, dijo que la superficie quemada en julio fue la más grande desde julio del 2016, según datos revelados el jueves. Lo mismo ocurrió en junio, según la agencia AP.

La mayoría de los incendios forestales de Brasil son provocados por el hombre, generalmente por gente que quiere despejar terrenos ilegalmente para cultivar o usar como pasturas para el ganado.

Históricamente, los incendios tienden a aumentar a partir de junio y llegan a su pico en septiembre. Con frecuencia no se pueden controlar y queman grandes extensiones de zonas boscosas.

Brasil es el país con más selvas y pantanos —la Amazonía y el Pantanal—, que en el 2019 y el 2020 registraron feroces incendios, causando la pérdida anual de árboles más grande desde el 2015. Esto generó numerosas críticas mundiales a la respuesta del gobierno de Jair Bolsonaro, que promueve el desarrollo de la región.

GOLPES A LA NATURALEZA

Este año, la sabana del Cerrado, que cruza el centro y el oeste de Brasil, se ha visto más golpeada que de costumbre.

Ane Alencar, directora del departamento científico del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía, dijo en una conferencia virtual del 27 de julio que ha habido menos incendios forestales en la Amazonía debido a temperaturas más frías, que limitan su propagación. Pero la deforestación es comparable con la de los dos últimos años.

“Me preocupan los próximos meses”, expresó Alencar, quien es además coordinadora de MapBiomas Fogo, que recopila información sobre la deforestación y los incendios. “Cuando se vaya el frente frío, la vegetación estará más seca y vendrán temperaturas más altas. No sé si la gente que provoca los incendios se abstendrá de hacerlo o no”.

El 22 de julio los ministerios de justicia y medio ambiente anunciaron la formación de una fuerza de tareas encargada de prevenir e investigar incendios forestales en 11 estados de la Amazonía, el Pantanal y la biomasa del Cerrado.

ALISTAN FUERZA

Unas 6 mil personas, incluidos policías y bomberos federales, así como fuerzas de seguridad estatales y funcionarios ambientales, participarán en la campaña, según un comunicado.

El 29 de junio el presidente Bolsonaro dispuso el envío de soldados a la Amazonía para combatir los incendios y la deforestación, y prohibió por 120 días las fogatas al aire libre.

Medidas similares no impidieron los incendios intencionales ilegales en el pasado.

“La sensación de impunidad es muy grande”, comentó Vinicius Silgueiro, coordinador de inteligencia territorial del Instituto Centro de Vida del estado de Mato Grosso.

La capacidad de hacer cumplir las leyes está muy por debajo de lo que se necesita”.

El año pasado se quemaron 4 millones de hectáreas del Pantanal, o un 27 por ciento de esa región. De lejos la superficie más grande desde que se llevan registros de las áreas quemadas, los cuales se iniciaron en el 2003.

Si bien la biomasa se regenera rápidamente, a diferencia de las selvas, los incendios a menudo matan la fauna local, incluidos jaguares, caimanes y nutrias enormes.

“El tamaño de los incendios del año pasado enfocó la atención de la sociedad en la responsabilidad individual” de la gente en estos fenómenos, afirmó Mauren Lazzaretti, secretaria del medio ambiente de Mato Grosso.

La participación de municipalidades, agricultores e incluso las comunidades indígenas es mucho más alta este año”.

INQUIETUD MUNDIAL

Los incendios forestales en la Amazonía provocaron inquietud a nivel mundial en tiempos recientes y varios gobiernos europeos criticaron abiertamente a Bolsonaro, quien respondió que los incendios habían subido respecto al 2018, pero eran comparables a los de los años previos y muy inferiores a los de hace 15 años. Les recomendó a otros gobiernos que se preocupen de sus propios asuntos.

Carlos Nobre, prominente climatólogo, dice que la Amazonía se acerca a un “punto crítico”, pasado el cual la selva dejará de generar suficiente humedad como para sustentar su estado actual y empezará a convertirse en una sabana tropical.

Señaló que el gobierno de Boslonaro no ha demostrado inclinación alguna por tomar medidas para salvar la selva.

El gobierno nacional, dijo, “sigue alentando el crimen organizado en la Amazonía, que es responsable del robo de madera, la deforestación ilegal y los incendios” forestales.

“Los autores de estos delitos”, agregó, “no perciben señal alguna de que se harán cumplir las leyes con más rigor. Más bien se sienten envalentonados”.

(Foto: Tomada de la agencia AP)

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