Ante la lenta y tardía respuesta de la Casa Blanca a la crisis humanitaria que vive Puerto Rico provocada por el huracán María, el presidente estadounidense Donald Trump ha recibido reclamos de ciertos sectores de la sociedad por su falta de urgencia.

En lugar de asegurar el bienestar de los puertorriqueños, según análisis periodísticos, el presidente se ha visto más ocupado en otros asuntos no tan apremiantes, como su pleito con los jugadores de la NFL.

Hace unos días, el cantante boricua Marc Anthony estalló contra Trump en Twitter. Otras celebridades han seguido su ejemplo, entre ellas, Whoopi Goldberg en su programa The View.

La actriz incluso sospecha que el mismo Trump no sabía que los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses o que están sometidos a leyes distintas al vivir en una dependencia de Estados Unidos.

Incluso hay motivo para sospechar que el mandatario no sabía exactamente dónde se encuentra la isla en un mapa del mundo, tal como lo demostró en una siguiente conferencia.

“Esta es una isla que se encuentra en medio del océano, un océano grande, es un océano muy grande, y… estamos haciendo un buen trabajo”, indicó.

Puerto Rico está aquí, no precisamente “en medio” del océano.

Aquí su descripción:

 

Existe la impresión de que Trump habla de Puerto Rico como si la devastación hubiera ocurrido en un país extranjero.

En su cuenta de Twitter, el mandatario alabó los esfuerzos de Texas y Florida tras sus respectivos huracanes, pero solo tuvo críticas que ofrecer para la isla caribeña: su deuda con Wall Street y su pobre infraestructura.

A su vez, la sociedad estadounidense ha demostrado la misma ignorancia que el dirigente de la nación. En una encuesta alarmante del New York Times, el 47 por ciento de la población (¡casi la mitad) no sabía que los 3.5 millones de puertorriqueños que viven en la isla son ciudadanos estadounidenses, dice información de Noticieros Televisa.

Entre la población que sí sabía que Puerto Rico forma parte de Estados Unidos, el 80 por ciento está de acuerdo con mandar ayuda a los boricuas.

Por otro lado, solo 40 por ciento de los estadounidenses que ignoraban este dato contemplarían mandar ayuda.

Aunque las autoridades puertorriqueñas han agradecido la suspensión de ciertas provisiones de la ley Jones-Shafroth y el apoyo que han recibido de parte del gobierno federal (en la forma de los recursos otorgados por FEMA), es evidente que la tragedia en Puerto Rico se encuentra fuera de la agenda de prioridades del presidente Trump.

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