El experto José Miguel Alvarado Infante dijo que a partir de los tres años de edad, el niño deja sólo de experimentar emociones básicas que se presentan desde su etapa más primitiva y comienza la integración del afecto, durante la cual puede representar sentimientos en forma de imágenes mentales.

Añadió que, sin embargo, en los niños con Trastorno de Déficit de Atención (TDH) no suele haber una introspección que pueda poner orden a las emociones que percibe y posteriormente formar un precepto, consignó la agencia Notimex.

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El titular del servicio de Salud Mental pediátrica del IMSS agregó que el niño con esta problemática suele expresar sus emociones y afectos a través de la conducta, por lo que en muchas ocasiones no es comprendido.

“Se le regaña porque dicen que es malcriado y berrinchudo, pero imagínese cómo están colocados sus afectos, cómo es el proceso de una emoción y de hacer un precepto, normalmente ellos utilizan la conducta para demostrar una emoción”, explicó.

Citó como ejemplo: “él llega y te muerde, y tú te molestas, pero en realidad te está diciendo que te quiere, y de esa manera porque no tiene otro modelo conductual, entonces hay que comprender este impacto, el niño con TDH regularmente no inhibe sus emociones y sus sentimientos, por lo que suele ser impulsivo al pasar de inmediato a la acción”.

“En estos casos, es importante puntualizar que el TDH se gestó incluso desde la vida intrauterina”, expuso.

Explicó que nace con déficit de atención, “desde que estaba en el útero, pregúntele a su mamá y le dirá que durante el embarazo, el bebé se movía mucho, el TDH está asociado con mayor número de movimientos fetales”.

Detalló que este tipo de trastorno no es equiparable a ningún tipo de retraso mental, y dentro del manejo profesional que implica se debe ayudar al niño a regularse emocionalmente para que pueda ordenar sus emociones y sus afectos.

Precisó que la integración del afecto es un proceso indispensable en las funciones mentales de un niño, a partir de una emoción básica como el miedo, la ira, el placer y el dolor, en donde conforme crece ya genera un sentimiento hacia determinado objeto o persona.

Mencionó que él se empieza a dar cuenta de que hay un objeto susceptible de ser amado, de ser odiado, pero ya le da una imagen mental.

“Lo más básico es la emoción, el sentimiento se genera cuando el niño es capaz de introyectar un precepto, por ejemplo, puede estar enojado y es una emoción muy básica, pero no tiene una definición de lo que le pasa, cuando él se da cuenta de por qué está enojado se hace concepto de su emoción y le está sumando un precepto”, subrayó.

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