Entre más envejecemos más sensibles nos volvemos a las bebidas alcohólicas, afirma un especialista.

Al cumplir 65 años, varios factores alteran la forma en la que nuestro organismo procesa el alcohol, volviéndonos más sensibles a este tipo de bebidas.

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Así lo afirma el doctor Donald Ford, especialista en medicina familiar. “El proceso básico por el cual el alcohol se metaboliza no cambia, pero después de los 65 años, varios factores pueden alterar la forma en que lo procesamos”.

Normalmente, este es el proceso que sigue el organismo cuando se ingiere una bebida con alcohol:

-El alcohol pasa del estómago al intestino delgado sin ser digerido.

-Es absorbido por las paredes intestinales y viaja al hígado, donde las enzimas lo descomponen en químicos.

-Estas sustancias químicas se mueven a través de la circulación hacia el corazón, pulmones, cerebro y otros órganos, así como a la masa muscular magra.

La mayoría de los productos químicos se transforman en dióxido de carbono y agua, que resultan inofensivos y fáciles de eliminar.

Sin embargo, después de los 64 años la circulación disminuye y con ello, el proceso para metabolizar el alcohol se vuelve más lento.

Menos sangre fluye a través del hígado, por lo que el proceso se ralentiza, favoreciendo la acumulación de elementos tóxicos.

“Con la edad perdemos masa muscular magra favoreciendo que una mayor concentración de alcohol permanezca en el torrente sanguíneo. Entonces los efectos se sienten mucho más aunque se haya bebido la misma cantidad de alcohol “.

Al permanecer más tiempo en la sangre, el alcohol permite que un químico tóxico llamado acetato se acumule, dañando con el tiempo los tejidos del hígado, aumentado el riesgo de padecer cirrosis.

A esto, dice Ford, se debe agregar que a esa edad muchas personas tienen algún padecimiento crónico que los hace necesitar medicamentos que compiten con el alcohol para ser procesados por el hígado.

Por si fuera poco, a partir de los 65 años el consumo de alcohol puede provocar alteraciones en los hábitos de sueño.

“Actualmente, la recomendación es que después de los 65 años, los hombres y las mujeres no tomen más de siete bebidas alcohólicas por semana. Si se siguen estas pautas y se cuenta con salud, beber no debería ser un problema. El uso excesivo es el problema”, concluyó el doctor Ford.

No obstante, recuerda que, para gozar de buena salud por más tiempo, aconseja a las personas mantener bajo control la presión arterial y el colesterol, hacer ejercicio para preservar la masa muscular magra y estar informados sobre los medicamentos que se consumen y sus contraindicaciones.

(Foto: Tomada de Noticieros Televisa)

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