La cultura de la donación de órganos empieza a abrirse paso poco a poco en los países de América Latina gracias a que empieza a comprenderse el impacto positivo que tiene y la trascendencia de esta acción en la vida de otras personas.

Así lo consideró Ezequiel Lo Cane, argentino líder del proyecto “Justina”, el cual nació por una pequeña del mismo nombre a quien se le detectó desde los 12 años un problema cardiaco que requería un trasplante de corazón y entró en ese proceso para conseguir ser trasplantada, era el año 2017.

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“Ella sabía que, si en tres meses no se conseguía el corazón, moriría, por lo que empezamos a prepararnos para enfrentar la situación y empezamos a buscar el modo de que mi hija tuviera más posibilidades de lograr conseguir ese órgano”, explicó en entrevista con Notimex.

“Cuando armamos todo el proceso, se lo mostramos a Justina y ella nos dijo, papá pues con esto debemos ayudar a todas las personas que necesiten un trasplante. Eso se volvió en un lema e inspiración en Argentina.

“Lamentablemente mi hija falleció en noviembre de 2017 y durante 2018 seguimos adelante y en ese año impulsamos la Ley Justina de Donación y Trasplante”, añadió.

Esa nueva normativa, junto con una iniciativa de su grupo llamada “MultiplícateX7”, hizo que desde el primer año de su aplicación creciera exponencialmente el número de donantes y trasplantes en Argentina.

“Es un proyecto bastante integral que tuvo fuerte efecto en la sociedad argentina, rompiendo todos los récords históricos de nuestro país en cuanto a registro de donantes, es un hito en el tema indudablemente”, expuso.

Tras lograr esa ley, y aumentar el número de donantes, Ezequiel Lo Cane y su equipo de colaboradores se dieron a la tarea de crear el proyecto “Casa Justina”, que consiste en la creación de centros de alojamiento para personas que están esperando ser trasplantadas o ya pasaron por el proceso.

La idea es acercar a los pacientes con los doctores y lograr también un punto de encuentro con laboratorios, empresas de salud y profesionales del ramo.

“Por fortuna muchas empresas han respondido a este proyecto y ya tenemos representación en varias provincias de Argentina y hay respuesta porque hemos dado resultados y es un proyecto que de verdad ayuda a la población a tener una mejor calidad de vida”, dijo.

Aclaró que, aunque se trata de un caso exitoso en Argentina, en México habría que hacer un diagnóstico para evaluar cuál es la situación de la donación de órganos y los trasplantes, y buscar las soluciones de acuerdo a sus propios retos y necesidades.

Cada país tiene que hacer un diagnóstico sobre su situación en este tema, para identificar cómo y dónde es necesario impulsar acciones para promover la cultura de la donación entre su población y avanzar hacia una autosuficiencia en la disposición de órganos.

De hecho, Lo Cane vino a esta ciudad para exponer su experiencia y los logros obtenidos con el trabajo inspirado por su hija, ante los especialistas que forman parte del XXV Congreso de la Sociedad de Trasplante de América Latina y El Caribe.

“En lo que sí quiero ser claro, es que si yo estuviera hablando con personas que aún tienen la duda de donar sus órganos, les sugeriría que conversen con sus médicos para aclarar todas sus incógnitas. No importa lo que hayan hecho en su vida, si donan van a permitir que otra persona siga viva y eso es maravilloso”, indicó.

Añadió que “la vida de una persona que espera un trasplante a diferencia de una persona normal, es que, en el primer caso, ya sabe cuándo (un poco más un poco o menos) va a morir y eso, tiene un impacto psicológico y emocional muy fuerte que obviamente también impacta su calidad de vida”.

“Y tampoco es que te digan, oye pues te vas a morir así que aprovecha y haz el viaje que siempre has querido hacer. No, no es así, el paciente cada vez va a estar más restringido, pues va a tener que internarse y dejar de ver a los que quiere”.

Por ello, si lamentablemente una persona le toca perder un familiar y esta persona le pueda dar la oportunidad a otros de seguir vivos, es algo por lo que vale la pena apostar y por fortuna en Argentina y en otros países de América Latina, cada vez son más quienes están dispuestos a darle vida a otras personas, finalizó.

(Foto: Tomada de Notimex)

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