Arqueólogos que excavan en las ruinas de la ciudad antigua de Pompeya, ciudad arrasada por la erupción del Vesubio hace dos milenios, descubrieron una “panadería”.

En ella esclavos y asnos con los ojos vendados vivían encerrados bajo tierra para moler granos, informaron las autoridades de este yacimiento ubicado en Italia.

Debajo de una casa en ruinas encontraron “una estancia estrecha” con barrotes de hierro, para dejar entrar la luz, indicó el Parque Arqueológico de Pompeya, citado por DW Español.

Los arqueólogos suponen que encontraron una “panadería-prisión”, informó en su página web este sitio situado cerca de Nápoles, en el sur de Italia, y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Esta “panadería-prisión” ha emergido en la conocida como “Regio IX” de Pompeya, donde actualmente hay trabajos para asegurar esta zona periférica y no investigada del yacimiento.

TRABAJO CON OJOS VENDADOS

La vivienda estaba dividida en una zona residencial y otra dedicada a la producción. Este “molino-prisión” no tiene ni puertas y su única salida da al atrio de la casa de los señores.

Los arqueólogos encontraron tres esqueletos en una habitación, lo que muestra que la casa estaba habitada.

También descubrieron marcas en el suelo “para coordinar el movimiento de los animales” que eran obligados a caminar durante horas con los ojos vendados.

El hallazgo permite describir mejor cómo funcionaba el sistema productivo de Pompeya, pero, sobre todo, el lado más cruel de la esclavitud, en la que no había relación entre el patrón y su siervo (en la antigua Roma los libertos, esclavos liberados por su amo por diferentes motivos, constituían casi una clase social).

VIOLENCIA BESTIAL

“Es la cara más desconcertante de la antigua esclavitud, en la que no había relación de confianza y se reducía a una violencia bestial”, sostuvo en director general del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel.

“Es un espacio donde hay que imaginar que había personas con estatuto de servidumbre cuyo propietario sentía la necesidad de restringir su libertad de movimiento (…)”, escribió.

“Esto es lo más perturbador de la esclavitud antigua, desprovista de relaciones de confianza y de promesas de emancipación, donde todo queda reducido a una violencia brutal, una impresión que se confirma por los barrotes en las ventanas”, agregó.

Las fuentes iconográficas y literarias de la Antigua Roma, como los relieves de la tumba del rico panadero Eurysaces en Roma, que se hizo construir un sepulcro con forma de horno aún hoy visible, sugieren que las muelas solían ser movidas por un burro y un esclavo.

Este último, además de mover la piedra que molía el grano, debía controlar el movimiento del animal.

La ceniza volcánica expulsada hace 2 mil años por el Vesubio se ha sedimentado en la mayoría de las casas de Pompeya, lo que permitió que se hayan conservado casi en su totalidad, así como los cuerpos de parte de las 3 mil personas que murieron por el desastre.

(Fotos: Tomadas de DW Español y National Geographic)

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