Los policías estatales simplemente se ven superados con el poderoso armamento que usan las bandas de ordeñadores de gasolina.

Un amplio reportaje de la agencia AP mostró que la mayoría de ellos opta por esperar la llegada del Ejército antes de actuar contra los ordeñadores o huachicoleros.

Su reportaje inicia con la descripción de cómo uniformados tomaron sus rifles de asalto con fuerza mientras observaban cómo los hombres llenaban tanques de plástico y los cargaban en docenas de camionetas en un campo de maíz en el centro de México, del cual no da su nombre.

“Aunque se estaba cometiendo un delito ante sus ojos, los agentes dijeron que era una situación demasiado peligrosa para implicarse”, añade el reportaje.

En la nota se describe que “tuvieron que esperar hasta que llegó el Ejército para avanzar, ya que los sospechosos estaban mejor armados que ellos y un intento previo de detención fue repelido por disparos, explicaron las autoridades”.

Según el relato a la agencia AP de Francisco, un empleado de seguridad de Pemex, que declinó dar su apellido por razones de seguridad, esa mañana había unas 40 camionetas cargando combustible, desde las que les dispararon al acercarse.

Los sospechosos no eran narcotraficantes manejando un cargamento de droga sino ladrones de combustible en un gaseoducto estatal, una forma de crimen organizado que va en aumento en México y derivó en una serie de enfrentamientos letales, indica el reportaje de la agencia.

El robo de combustible solía ser obra de unos cuantos aldeanos que hacían agujeros en las tuberías y se llevaban la gasolina en jarros.

Pero las armas pesadas y la violencia vistas en la confrontación del martes en el Estado de Puebla refleja su conversión en un negocio multimillonario que abastece no solo a quienes venden gasolina en las cunetas de las autopistas, conocidos como “huachicoleros”, sino a fábricas y cadenas de gasolineras, precisa el reportaje de AP que no lleva firma del reportero.

Dice que se ha convertido en una operación a escala industrial que implica a una serie de localidades a lo largo de las tuberías, y no solo en Puebla, sino también a Guanajuato, Veracruz, Tamaulipas y otros estados mexicanos.

Según el Gobierno, recuerda el reportaje, en 2016 se descubrieron más de 6 mil tomas ilegales en las canalizaciones y las autoridades detectan un promedio de 20 diarias, en este año. Se estima que el robo de combustible le cuesta alrededor de mil millones de dólares anuales a México.

Sólo el 10 por ciento de la gasolina sustraída se vende al público en puestos callejeros, explicó Jesús Morales, el máximo responsable policial de Puebla citado por AP. El 90 por ciento restante acaba en grandes grupos empresariales, gasolineras y factorías, agregó.

Las bandas que se dedican al robo de combustible suelen contar con el respaldo de autoridades locales corruptas y de residentes que dependen de esos ingresos. Dos alcaldes fueron detenidos ya por su implicación en estas operaciones, recuerda AP.

El robo de combustible se ha convertido en una industria peligrosa. A principios de julio, nueve personas fueron asesinadas -entre ellos cinco hombres cuyos cuerpos fueron calcinados- en una disputa entre bandas en Huehuetlán, Puebla.

La batalla contra estos ladrones ha dejado un extraño paisaje “huachicolero” al este de la Ciudad de México. Los campos están llenos de tomas ilegales, tanques de combustible abandonados y vehículos al estilo Mad Max, con el interior vacío para poder transportar depósitos con capacidad para miles de litros. Prender fuego a la gasolina robada es una práctica habitual.

Los arrestos son algo poco habitual porque cuando la policía se acerca a los ladrones, estos huyen abandonando las camionetas. Sus tácticas para evitar ser capturados incluyen arrojar tanques medio llenos de coches a la fuga, estacionarlos en zigzag en caminos de tierra o utilizar cadenas formadas por mujeres y niños como escudos humanos.

Las bandas, indica el reportaje de AP, tienen una nueva táctica, según explicó la policía. Después de que una cámara instalada por uno de estos grupos captase en junio a un soldado cuando aparentemente ejecutaba a un ladrón, provocando indignación popular, ahora graban con celulares o cámaras cada vez que policías, soldados o guardas de seguridad se les acercan.

(Foto: Ilustrativa)

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