Saltarse las comidas desencadena una respuesta en el cerebro que afecta negativamente a las células inmunitarias.

Así quedó demostrado en un estudio realizado en ratones, que constata que el ayuno puede ser perjudicial para combatir las infecciones y conducir a un mayor riesgo de cardiopatías, reporta DW Español.

La investigación, centrada en el desayuno y liderada por la Facultad Icahn de Medicina de Monte Sinaí (Estados Unidos), se publica en la revista Immunity.

MALES A LARGO PLAZO

El hallazgo podría ayudar a comprender mejor cómo puede afectar al organismo el ayuno crónico a largo plazo, señalan los autores.

“Cada vez hay más conciencia de que el ayuno es saludable y, en efecto, existen abundantes pruebas de sus beneficios”, dijo el autor principal del estudio Filip Swirski.

Nuestro estudio ofrece una advertencia, ya que sugiere que el ayuno también puede tener un costo que conlleve un riesgo para la salud”, añadió.

AFECTACIONES DIRECTAS

El trabajo demuestra que existe “una conversación entre los sistemas nervioso e inmunitario”, agrega en un comunicado.

El objetivo era comprender mejor cómo afecta el ayuno -desde un ayuno relativamente corto de solo unas horas hasta uno más severo de 24 horas- al sistema inmunitario.

Para ello, los científicos analizaron dos grupos de ratones. Un grupo desayunó al despertar (el desayuno en este experimento era la comida más copiosa del día) y el otro grupo no lo hizo.

Los investigadores recogieron muestras de sangre en ambos grupos, cuando los ratones se despertaron, cuatro horas después y ocho horas después. Al examinarlas, observaron una clara diferencia en el grupo en ayunas.

MENOS DEFENSAS

En concreto, constataron una diferencia en el número de monocitos, unos glóbulos blancos que se producen en la médula ósea y viajan por todo el cuerpo, donde desempeñan muchas funciones críticas, desde la lucha contra las infecciones hasta las enfermedades cardiacas y el cáncer.

Al inicio, todos los ratones tenían la misma cantidad de monocitos, pero al cabo de cuatro horas, estos glóbulos blancos de los ratones del grupo en ayunas se veían drásticamente afectados.

Los investigadores encontraron que el 90 por ciento de estas células desaparecía del torrente sanguíneo, y el número seguía disminuyendo a las ocho horas; en cambio, los monocitos del grupo que no ayunó no se vieron afectados.

(Fotos: Tomadas de DW Español)

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