Por Sergio Enrique Contreras

Año 1989. Carlos Medina llega a la alcaldía de León y se convierte en el primer alcalde panista de la historia. Aún los pesos eran miles, o sea, un kilo de tortilla costaba 10 mil pesos antes que el salinato le quitara tres ceros a la moneda por decreto. Entonces en la colonia Unidad Obrera de León, Diego Sinhué Rodríguez jugaba futbol, chinche al agua, canicas, al trompo, al yoyo, al Stop, al Avión. En la radio sonaba Locomía, Mijares, Flans, Hombres G. Las mujeres usaban grandes flecos y casi todos nos peinábamos con Super Punk. Circulaban los Dart K, los Shadow, los primeros Jetta y los Tsurus cuadraditos.

Era otro León, con la mitad de los habitantes que ahora y con una mancha urbana que apenas esbozaba lo que hoy se ensancha sin remedio.

Cursando el segundo grado de Primaria, Diego tenía 8 años de edad y muchos sueños por cumplir. Este lunes alcanzó uno de ellos, convertirse en el candidato del partido en el que juega el empresario Medina Plascencia desde 1985.

“Para mí es como de niño ver jugar a Hugo Sánchez y ahora debutar con él, estar en el primer equipo”, soltó al arranque de su primer discurso ya como candidato de “Por Guanajuato Al Frente”.

Le cobijaban banderas azules, amarillas y naranjas, como un arcoíris que no termina por cuajar pero que ya es evidente.

Ahí, como invitados de última hora los líderes de PRD, Baltazar Zamudio, y de Movimiento Ciudadano, Ariel Rodríguez, como yernos en fiesta de la suegra. Sonrientes sí, pero evidentemente incómodos.

El acto fue vestido por las porras y por la presencia de Ricardo Anaya, el abanderado presidencial, pero sobre todo porque ahí estaban los clásicos, los Medina, los Romero Hicks, los Oliva, los López Santillana. Todos ex gobernadores, todos figuras en su momento.

Un Santiago Creel Miranda reapareciendo en la escena guanajuatense y un Fernando Torres Graciano echando por la borda, al menos en apariencia, algún rumor de división.

Sólo faltó Vicente Fox, el que ya no es de la familia azul pero que igual tiene para atizar de refilón hacia la causa azul al lanzar dardos contra otro ex: Ricardo Sheffield, otro que acaba de dejar las filas para unirse a la causa morenista.

El lunes, cobijado por el pasado y dibujando promesas del futuro, el ex regidor leonés y ex diputado federal se subió a la historia, la misma con la que pretende echar a la bolsa de la causa 1 millón 400 mil votos, la misma con la que repunta en las primeras encuestas, pero también la misma que podría regatearle simpatías si sólo le deja el trabajo al pasado.

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