¿Te cuesta más bajar de peso que antes? No estás sola. A partir de los 30 años, muchas mujeres notan un aumento progresivo de grasa corporal, especialmente en la zona abdominal.

Este cambio no solo responde al paso del tiempo, sino a un complejo entramado de factores hormonales y metabólicos que impactan directamente en el peso.

La relación entre envejecimiento y aumento de peso está ampliamente documentada. El Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism estima que 65 por ciento de las mujeres ganan entre 2 y 5 kilos durante la perimenopausia.

En México, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indica que 85 por ciento de las mujeres presentan síntomas moderados o severos en esta etapa, siendo los más comunes los sofocos y los trastornos del sueño.

El impacto en el peso es claro: 70 por ciento de las mexicanas en perimenopausia ganan entre 3 y 5 kilos.

LA PELIGROSA OBESIDAD

Además, más del 35 por ciento de las mujeres postmenopáusicas presentan resistencia a la insulina, un factor que incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Según el INEGI, la obesidad afecta al 26 por ciento de las mujeres entre los 20 y 29 años, y asciende al 46 por ciento entre los 30 y 59 años.

Este aumento está vinculado no solo a una menor actividad física, sino también a cambios hormonales naturales que influyen en la composición corporal y el metabolismo.

¿POR QUÉ SE ENGORDA?

Los cambios hormonales afectan profundamente la manera en que el cuerpo regula la grasa, el apetito y la masa muscular. Aquí los factores más relevantes:

Disminución de estrógenos

Durante la perimenopausia y menopausia, la caída de estrógenos favorece la acumulación de grasa abdominal, lo que incrementa el riesgo cardiovascular.

Reducción de masa muscular

Desde los 30 años, la producción de hormona de crecimiento disminuye, lo que lleva a una pérdida progresiva de masa muscular si no se realiza actividad física regular.

Alteración en la regulación del apetito

Los estrógenos también influyen en la secreción de leptina, la hormona que regula el hambre y el almacenamiento de grasa. Su disminución puede aumentar el apetito.

Mayor resistencia a la insulina

Los cambios hormonales y el exceso de grasa abdominal pueden provocar resistencia a la insulina, dificultando la pérdida de peso y elevando el riesgo de diabetes tipo 2.

Afectaciones a la salud ósea y reproductiva

La menopausia también afecta la densidad ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis, especialmente en mujeres con sobrepeso. Además, el sobrepeso se asocia con infertilidad y complicaciones durante el embarazo.

Impacto emocional

La obesidad no solo afecta al cuerpo, también a la mente. Muchas mujeres enfrentan baja autoestima, ansiedad y depresión vinculadas a los cambios físicos y hormonales.

LOS CAMBIOS, SEGÚN LA EDAD

Durante la década de los 20 a los 29 años, los niveles hormonales suelen ser estables. En esta etapa, la obesidad puede estar relacionada principalmente con factores genéticos, hábitos alimenticios y estilo de vida.

Sin embargo, también pueden aparecer condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP), resistencia a la insulina o problemas reproductivos.

Entre los 30 y 39 años, comienza una disminución gradual de la hormona de crecimiento. Esto favorece el aumento de grasa corporal y la pérdida de masa muscular, lo que puede contribuir a un incremento de peso.

En esta etapa también aumentan los riesgos de desarrollar enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión arterial y problemas cardiovasculares.

Durante los 40 y hasta los 49 años, muchas mujeres atraviesan la perimenopausia, un periodo caracterizado por importantes fluctuaciones en los niveles de estrógenos y progesterona.

Estos cambios hormonales provocan una redistribución de la grasa, que tiende a acumularse en la zona abdominal, lo que incrementa el riesgo de síndrome metabólico y empeora la resistencia a la insulina.

A partir de los 50 años y hasta los 59, con la llegada de la menopausia, los niveles de estrógenos y progesterona disminuyen de manera significativa.

Este cambio hormonal favorece aún más el aumento de peso y la acumulación de grasa abdominal, así como alteraciones en el metabolismo.

También se incrementa el riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y deterioro de la salud metabólica en general.

Finalmente, a partir de los 60 años, en la etapa de la postmenopausia, los niveles hormonales permanecen bajos pero estables.

Aun así, continúa la tendencia al aumento de grasa corporal, especialmente en la región visceral, al tiempo que se reduce la masa muscular.

Esto incrementa la vulnerabilidad a enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión, trastornos cardiovasculares y problemas de movilidad.

(Texto y fotos: Tomados de Debate.com.mx)

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