En México, la salud mental de los adultos mayores enfrenta una crisis silenciosa pero alarmante.

Cifras recientes del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) revelan que entre 15 y 20 por ciento de las personas mayores padecen depresión, más del doble del promedio mundial, que se sitúa en 7 por ciento.

Este dato pone en evidencia una problemática que va más allá del envejecimiento natural: un sistema de salud insuficiente, estigmas culturales y condiciones económicas precarias que afectan la calidad de vida de este grupo poblacional.

Pero la depresión no es el único problema que aqueja a los adultos mayores.

Expertos han alertado sobre el incremento de casos de demencia, una enfermedad que podría afectar a más de 3.5 millones de mexicanos para el año 2050, superando las tasas observadas en Europa y Norteamérica.

ATENCIÓN INMEDIATA

Luis Miguel Gutiérrez, ex director del Instituto Nacional de Geriatría, enfatiza que esta situación requiere atención inmediata para prevenir una crisis sanitaria de gran magnitud.

El contexto económico también juega un papel crucial.

Con pensiones que representan menos del 20 por ciento del último sueldo, muchas personas mayores enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas.

Esta precariedad no solo afecta su salud física, sino también su bienestar emocional, incrementando el riesgo de aislamiento, ansiedad y suicidio.

Aunque los intentos de suicidio son menos comunes en este grupo de edad, tienen una mayor probabilidad de consumarse, debido tanto a factores neurobiológicos como a las condiciones de vulnerabilidad en las que viven.

FALTAN GERIATRAS

Otro factor preocupante es la grave escasez de especialistas en geriatría.

Con apenas mil 62 geriatras certificados en todo el país, cada uno debe atender a más de 15 mil personas mayores, según datos de Koltin, una organización que ofrece cobertura médica para este sector.

Esta desproporción no solo limita el acceso a una atención médica especializada, sino que también compromete la detección temprana de enfermedades mentales y degenerativas.

La doctora Areli Pérez Carrizosa, especialista en geriatría, subraya que uno de los principales obstáculos es el estigma asociado a la salud mental.

Muchas personas mayores consideran que la depresión es una parte natural del envejecimiento y se resisten a buscar ayuda profesional.

“Es fundamental educar tanto a los adultos mayores como a sus familias sobre la importancia de la salud mental y derribar los mitos que impiden el acceso a los servicios de apoyo”, afirma.

Luis Miguel Gutiérrez coincide en la necesidad de un enfoque preventivo. Tanto la depresión como la demencia pueden mitigarse con intervenciones tempranas que incluyan evaluaciones psicológicas periódicas, programas de estimulación cognitiva y acceso a tratamientos oportunos.

La clave, dice, está en generar conciencia social y fomentar una cultura de cuidado integral para mejorar el bienestar de los adultos mayores en México.

(Texto y fotos: Tomados de Debate.com.mx)

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