La próxima vez que la NASA vaya a la Luna, tiene la intención de quedarse un buen rato, una misión que suena bien, pero que en la realidad es complicada.

Bajo el programa Artemis, la agencia espacial estadounidense planea mantener una presencia humana, por primera vez, en un cuerpo celeste que no sea la Tierra, señala el informativo DW Español.

Pero construir una base lunar no es poca cosa. Necesitará generadores de energía, vehículos y hábitats, y la industria espacial está compitiendo para enfrentar los desafíos tecnológicos.

“SÚPER BOWL DE LA INGENIERÍA”

“Es el Super Bowl de la ingeniería”, dijo Neal Davis, ingeniero principal de sistemas del Lunar Terrain Vehicle de la compañía espacial Dynetics, citado por DW Español.

La firma reveló su diseño prototipo para un vehículo lunar el mes pasado en el Simposio Espacial en Colorado Springs.

Pero probablemente no será hasta las misiones posteriores de Artemis, 7 en adelante, “donde comenzamos a considerar agregar habitaciones permanentes en la superficie”, dijo el administrador asociado de la NASA, Jim Free.

LLEGAR PARA QUEDARSE

Artemis 3, el primer aterrizaje planificado, no ocurrirá hasta finales de esta década, por lo que la construcción del hábitat no comenzaría antes de la década de 2030.

La base probablemente comprendería múltiples sitios, agregó, para diversificar los objetivos de la exploración científica y ofrecer más flexibilidad para los aterrizajes.

A pesar de este cronograma lejano, las empresas ya están ansiosas.

“El paso cero son las comunicaciones”, dijo Joe Landon, director ejecutivo de Crescent Space, una nueva subsidiaria de Lockheed Martin dedicada a los servicios lunares.

Piensa como cuando te mudas a un apartamento nuevo: primero tienes que conectar tu teléfono e Internet”.

Comenzando con un par de satélites, la compañía quiere convertirse en el proveedor de Internet y GPS de la Luna.

Seguirá encender las luces. Astrobotic, con 220 empleados, es una de las tres empresas seleccionadas por la NASA para desarrollar paneles solares.

¿Y EL TRANSPORTE?

Para sus expediciones científicas, la NASA ha encomendado a la industria el desarrollo de un róver no presurizado, es decir, descapotable, para dos personas, listo para 2028.

A diferencia de los róvers de las misiones Apolo, también tendrá que operar de forma autónoma para las salidas sin astronauta.

Esto significa sobrevivir a las frías noches lunares, que pueden durar dos semanas, con temperaturas que bajan a alrededor de 170 grados Celsius bajo cero.

(Fotos: Tomadas de DW Español)

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