Las víctimas principales de los aranceles del presidente de Estados Unidos Donald Trump no serán necesariamente mexicanas ni chinas, ni tampoco los jóvenes de buen nivel económico que pagarán más caras sus tostadas con guacamole.

Según los expertos consultados por la agencia de noticias AP, el precio más alto de las medidas con que Trump intenta doblegar a China y México a su voluntad lo pagarán los estadounidenses pobres. Éstos ya viven cerca del borde y tendrían que pagar más por productos básicos de consumo.

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Jay Shambaugh, investigador senior de la Brookings Institution, dijo a AP que para muchos hogares de menores ingresos, “los aranceles son un impuesto sobre el consumo, y es probable que deban reducir gastos”.

El presidente anunció la semana pasada su plan de imponer un arancel de 5 por ciento sobre los productos importados de México si este país no detiene los cruces no autorizados de la frontera. Se elevarán a 25 por ciento en los próximos meses si México no detiene el flujo de inmigrantes y solicitantes de asilo.

En mayo elevó los aranceles sobre las importaciones chinas de 10 a 25 por ciento a fin de presionar a Beijing para obtener mejores condiciones para el comercio bilateral.

Pero en lugar de forzar a China y México a hacer concesiones, los aranceles podrían afectar de rebote a los consumidores y empresas estadounidenses. Elevarían los precios de frutas y verduras e interrumpirían la cadena de suministros de autopartes, lo que afectaría las ventas de vehículos.

Eso significaría un golpe para gente como Walter Rogers, un jubilado de 65 años que vive de un cheque del Seguro Social de unos 700 dólares mensuales.

“Nos acaban de dar un aumento por el costo de la vida. ¿Ahora van a aumentar los precios?”, se preguntó al entrar a Walmart. “Casi nadie puede pagarlo”.

Directivos de Walmart y de tiendas económicas, que importan buena parte de su mercadería y tienen muchos clientes de bajos ingresos, advierten que los aranceles podrían redundar en aumentos de precios.

Una investigación de 2017 realizada por Shambaugh y colaboradores halló que los aranceles se llevan una mayor proporción de los ingresos de hogares que pertenecen al 10 por ciento más pobre. El peso sería mucho menor para los ingresos más altos.

Estas conclusiones, ratificadas por la mayoría de los economistas, se oponen por el vértice a la afirmación engañosa de Trump de que los extranjeros pagan los aranceles. En realidad, esos impuestos son transmitidos a consumidores y empresas bajo la forma de aumentos de precios y reducción de la actividad económica.

Los motivos principales son dos, dijo Shambaugh a la agencia AP.

Primero, los más pobres tienden a gastar todos sus ingresos, mientras que los más ricos tienen un sobrante de ingresos para ahorrar e invertir. Por eso, los pobres son más vulnerables a los aumentos de precios provocados por los impuestos sobre la importación.

Segundo, los ricos tienen mayor probabilidad de gastar en servicios tales como restaurantes que sirven productos naturales o en gimnasios, los que no están sujetos a aranceles. En cambio, los más pobres gastan una proporción mayor de sus ingresos en ropa, alimentos y otros productos básicos con mayor probabilidad de ser importados y sujetos a los aranceles.

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