¿El frío realmente causa dolor o es solo un mito que acompaña esta época del año? Expertos aclaran las causas reales de este malestar y ofrecen consejos prácticos para prevenir y aliviar los síntomas.

El dolor es una señal que el cuerpo envía cuando algo no está funcionando correctamente.

Puede ser provocado por factores biológicos, psicológicos y sociales, y afecta a cada individuo de manera diferente. De hecho, 9 de cada 10 personas experimentan algún tipo de dolor en su vida.

Durante el invierno, las bajas temperaturas suelen relacionarse con un aumento en las molestias musculares y articulares.

FRÍO, ¿EL CAUSANTE?

Sin embargo, los estudios no son concluyentes en cuanto a si el frío es una causa directa del dolor.

Lo que sí se sabe es que el clima frío puede inflamar las articulaciones, debido a que están sostenidas por músculos, tendones y ligamentos sensibles a los cambios de temperatura.

Además, las condiciones invernales favorecen el sedentarismo. El exceso de descanso y la falta de actividad física pueden provocar tensión y molestias en zonas clave como cuello, espalda, rodillas y hombros.

Por otro lado, el trastorno afectivo estacional (TAE), un fenómeno común en esta época, puede generar fatiga, sueño excesivo y pérdida de energía, agravando la inactividad y el malestar.

NO LO CULPES

  • El frío causa dolor directamente. Falso. No hay pruebas contundentes que confirmen que el frío sea la causa directa del dolor, aunque sí puede aumentar la percepción de molestias debido a la inflamación de articulaciones y tejidos circundantes.
  • Las infecciones como la gripe aumentan el dolor. Verdadero. Las enfermedades respiratorias comunes en invierno, como la gripe, pueden provocar dolor muscular generalizado como un efecto secundario.
  • La inactividad reduce el dolor. Falso. Permanecer sedentario durante largos periodos puede incrementar las molestias articulares y limitar el rango de movimiento.

CÓMO PREVENIRLO Y ALIVIARLO

La clave para evitar que el dolor se intensifique durante el invierno es adoptar hábitos saludables que mantengan al cuerpo activo, caliente y bien nutrido.

Aquí algunos consejos prácticos para enfrentar esta temporada:

Abrígate adecuadamente. Usa ropa en capas: suéter, chamarra, calcetines gruesos, gorro y bufanda. Protege especialmente caderas y rodillas.

Mantén el calor en casa. Opta por pantuflas, mantas térmicas y ropa abrigadora para dormir. Las noches son más frías, así que cuida la temperatura corporal.

Muévete. Evita el sedentarismo. El ejercicio ligero como caminatas, bicicleta estática o natación ayuda a mantener las articulaciones activas y reducir el dolor.

Duchas tibias. El agua caliente puede aliviar el dolor articular y relajar los músculos tensos.

Cuida tu dieta. Prioriza la dieta mediterránea, rica en alimentos antiinflamatorios como aceite de oliva, aguacate y salmón. Evita los alimentos procesados y el exceso de azúcar.

Hidrátate. Mantén una buena ingesta de agua para evitar calambres y reducir la sensibilidad al dolor.

Controla tu peso. Mantener un peso saludable alivia la carga sobre las articulaciones, evitando que las molestias empeoren.

(Texto y fotos: Tomados de Debate.com.mx)

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