Más de dos mil millones de cristianos en todo el mundo basan su fe en el Nuevo Testamento, uno de los textos más influyentes de la historia.

Por eso, cada nuevo descubrimiento sobre la Biblia suele causar gran furor, señala un reporte de DW Español.

Grigory Kessel, investigador de la Academia Austríaca de Ciencias, debió sentir eso cuando descubrió una traducción del Nuevo Testamento de 1,750 años de antigüedad, una de las más antiguas hasta el momento.

Kessel utilizó fotografía ultravioleta en imágenes escaneadas de manuscritos conservados en la Biblioteca Vaticana.

Así, descubrió un pequeño fragmento de una traducción siríaca, escrita en el siglo III a.C., la cual había sido borrado y tapado por otros manuscritos.

EL SIRÍACO, UN ROMPECABEZAS

El siríaco es un dialecto del arameo que surgió en el siglo I d.C. junto con el griego. Fue la lengua más importante de la literatura religiosa de los primeros siglos de la era cristiana, recuerda la información de DW Español.

Esta escritura es una pieza más del complicado rompecabezas que es la historia de la Biblia.

¿DE DÓNDE PROCEDE?

Las traducciones siríacas de la Biblia son de las más antiguas que existen. “La más antigua que contiene el texto completo data del siglo V d.C.”, explica Kessel a DW Español.

Hay cientos de manuscritos con una traducción completa, y ése fue el texto que utilizó él para compararlo con el fragmento que encontró en la Biblioteca Vaticana.

“Las diferencias eran claras: se encuentran frases y palabras diferentes que indican que se trata de una traducción más antigua”.

Kessel afirma que lo más probable es que el fragmento se escribiera en lo que hoy es el norte de Irak, pero que antes formaba parte de Persia, un imperio cuya religión estatal era el zoroastrismo, una creencia monoteísta de tradición indoiraní.

En esa época, el cristianismo era profesado por una minoría cuyos miembros eran en parte, tolerados, y en parte, perseguidos.

(Fotos: Tomadas de DW Español)

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