Fue un primer concierto de júbilo y alegría para miles, pero también de rabia, desesperación y frustración para otros miles.

El primer concierto del cantante boricua Bad Bunny en el Estadio Azteca dejó una estela de emociones encontradas, pues cientos de fans reclamaron, golpearon puertas y brincaron en techos de la entrada al coloso porque los encargados les impidieron la entrada porque los boletos que compraron con anticipación en la plataforma Ticketmaster fueron clonados.

No es la primera vez en que esta empresa defrauda a sus clientes. De hecho, acumula decenas de miles de demandas ante la Procuraduría Federal del Comsumidor (Profeco).

Adentro del Azteca, Bad Bunny enloqueció con su música a cerca de 85 mil fans que sí pudieron ingresar.

Tras más de una hora y media de retraso, el boricua -fenómeno de la música en español, al ser el más escuchado a nivel global- arrancó con temas como “Moscow Mule”, “Me Porto Bonito” y “Un Ratito”, consignó el diario Reforma.

Los miles de enloquecidos fans gritaron, bailaron, cantaron y “perrearon” sin límites.

FURIA Y FRUSTRACIÓN

En el exterior del inmueble, desde horas antes de la cita del viernes, cientos de seguidores reclamaban porque no los dejaban entrar ya que sus boletos supuestamente no eran válidos.

Ticketmaster no les daba solución, aunque argumentaran que los habían adquirido en su sistema y por vías legales. Otros admitieron haber recurrido a la reventa.

Profeco pidió a los afectados levantar denuncias en la dependencia y el Estadio Azteca se deslindó del caso y aclaró que Ticketmaster era la empresa que debía responder.

Éramos más de 200 personas en la fila de Playa Pit Poniente y regresaron a más de la mitad de la fila porque les decían que su boleto estaba cancelado”, dijo al Reforma entre lágrimas Aitana Hernández, una diseñadora de 24 años que acampó desde el jueves.

“En taquilla sólo nos dicen ‘enseñas la cuenta, pero no funciona. O fue tu banco o no existe tu boleto, pero no tenemos responsabilidad’”, añadió.

RECHAZADAS SIN RESPUESTA

Ni a ella ni a otro centenar de personas les funcionó el reclamo, ya que en la zona del acceso por Tlalpan sólo hubo dos taquillas habilitadas para alrededor de mil personas defraudadas, lo cual fue insuficiente.

A las 19:00 horas aproximadamente ya había unas 2 mil personas rechazadas en el acceso. A algunas les quitaron los boletos o sólo revisaron su código de barras. No había personal de Ticketmaster a la vista. Elementos de seguridad sólo enviaron a los quejosos hacia las taquillas.

Compramos los boletos por el portal de Ticketmaster y nos sacaron de la fila, nos dijeron que no funcionaba, incluso en la seguridad que ellos ponen como boleto, para detectar falsificaciones, era válido, pero el código de barras no les sirvió. No están preparados, no dan solución y nos mandan a taquilla, donde no sucede nada”, dijo Gabriela Fernández, mamá de dos niños que eran un mar de lágrimas.

Algunos de los defraudados aceptaron haber comprado boletos en reventa y no quisieron ser entrevistados, añadió Reforma.

Otros, como Valeria Carrillo, alzaron la voz porque afirmó que viajó desde Isla Mujeres, con una entrada comprada en el portal oficial, y no pudo entrar porque estaba duplicada.

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