Foto tomada de Ruters

El presidente Donald Trump ha provocado una nueva confrontación política al desplegar a la Guardia Nacional en California sin la autorización del gobernador estatal, Gavin Newsom, en respuesta a protestas por redadas migratorias en Los Ángeles. Esta maniobra, cargada de simbolismo político y controversia constitucional, refuerza su enfoque de línea dura en materia migratoria, uno de los ejes centrales de su campaña desde 2015.

Según reporta The New York Times, el conflicto encapsula todos los elementos que Trump busca: enfrentamiento con un rival demócrata, un estado profundamente azul, y un tema clave de su agenda: la migración. Al ordenar el despliegue de al menos 2000 miembros de la Guardia Nacional, Trump ignora el consentimiento estatal, lo que ha sido interpretado por críticos como un exceso de poder presidencial.

(Foto tomada de Gabriela Bhaskar para The New York Times)

Las protestas se desataron luego de una redada federal en el distrito textil de Los Ángeles. Aunque las autoridades locales no solicitaron apoyo militar, Trump describió en redes sociales que la ciudad estaba siendo “invadida y ocupada” por “turbas violentas e insurrectas”, y ordenó “liberar a Los Ángeles de la Invasión Migrante”. Sin embargo, no se han documentado incidentes que justifiquen esas afirmaciones.

“Nadie va a escupir a nuestros policías ni a nuestros militares”, declaró el mandatario en tono desafiante al dirigirse a Camp David. Funcionarios como Newt Gingrich defendieron la acción, afirmando que el presidente representa la defensa de la ley frente a quienes “protegen a ilegales”.

Por su parte, el gobernador Newsom denunció la intervención como una provocación calculada: “Esperábamos esto, nos preparamos para esto”, afirmó en una carta al secretario de Defensa, Pete Hegseth. Además, anunció una demanda contra la orden presidencial de federalizar la Guardia Nacional, alegando que exacerba una situación creada por el propio gobierno federal.

El senador demócrata Alex Padilla criticó la estrategia de la Casa Blanca como una puesta en escena: “Crean una crisis y luego llegan con toda la teatralidad y crueldad de la aplicación de las leyes migratorias”. Coincidió en que las manifestaciones son una respuesta directa a la agresiva retórica del presidente.

(Foto tomada de Alex Welsh para The New York Times)

Mientras tanto, aliados como el representante republicano Kevin Kiley señalaron que la situación es producto de las “políticas de fronteras abiertas del presidente Biden” y justificaron el uso de fuerza federal.

Trump no ha descartado invocar la Ley de Insurrección de 1807, que permitiría el uso de fuerzas militares en suelo nacional, aunque no lo ha confirmado públicamente. Su asesor Stephen Miller calificó el conflicto como “una lucha para salvar la civilización”, lo que ha sido percibido por observadores como una peligrosa radicalización del discurso presidencial.

La última vez que un presidente usó la Guardia Nacional sin el consentimiento de un estado fue Lyndon B. Johnson en 1965, pero lo hizo para proteger a manifestantes pro derechos civiles. En contraste, Trump lo hace en nombre de una ofensiva migratoria que ha polarizado al país y encendido las calles.

Fuente: The New York Times

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