Tras largos debates interiores, desde hace mucho tiempo dejé de ver películas sangrientas, con perros en peligro y de terror. La vida me enseñó que en un mundo real lleno de matices, no hay por qué desgastar las emociones propias por situaciones salidas de un guion…

Pero bueno, el pasado fin de semana fui arrastrada a una sala de cine a ver “Eso”… si, la película del payaso tenebroso (que no es Brozo).

Algo de sangre… algo de brincos… algo de gritos… Nada extraordinario… a excepción de su mensaje en estos tiempos… si ¡la peli tiene mensaje!

Lamento si adelanto la trama de la película, pero sin contarla es complicado dar el contexto de lo que quiero decir a través de este texto… Además, tal vez ya la vieron y si no la han visto, seguro no la van a ver…

El chiste (que no tiene nada de gracioso) es que un payaso se roba (y creo que se come) a los niños en un pequeño pueblo. El protagonista en cuestión, un pre puberto, pierde en estas circunstancias a su simpático hermanito.

Tras pasar el duelo, sufrir uno que otro susto y darle vueltas a la idea en su cabeza, entiende que la única opción que tiene es combatir al desagradable payaso “Eso” (nombre que le dan al monstruo que tiene la capacidad de cambiar de forma).

En la cabeza del chavillo protagonista se desarrollan dos lógicas: si él no hace nada, faltará poco para que otro niño desaparezca, así como que solo en la unión se puede vencer al ser siniestro que ataca a seres vulnerables.

Y justo eso fue lo que se me quedó en la mente y el corazón… ideas que se entretejieron con mi tristeza y confusión ante la agresión y asesinato de la joven de Puebla.

El Asesino, al igual que el payaso, es un ser tenebroso que actúa y tiene éxito porque nadie (pero nadie) hace algo… más que mirar y lamentarse… y olvidarse… hasta que ocurra de nuevo… y de nuevo… y de nuevo…

El mensaje de Stephen King, autor de “Eso”, deja una gran reflexión para la realidad mexicana post Mara (post María, post Ana, Post Elia, post Josefina, post Alejandra y la que se vive cada vez que una mujer es asesinada…). Solo la fuerza de la unidad no permite vencer a los monstruos, llámense como se llamen.

En el diario, en todos los contextos, en todos los escenarios y de todas las formas, ocurren acciones de denostación y agresión (a veces mortal) principalmente contra niñas y mujeres… pero también contra niños y hombres… sin que nadie haga nada…

Y esto permite a nuestro “Eso” nacional mantenerse vivo… y que literal, nos cargue el payaso…

PD. Me disculpo si alguien le parece burda la comparación de una película de terror con el asesinato de una persona. Un ejemplo que se hace extensivo para evidenciar lo que algunas voces han querido sugerir cuando argumentan que las mujeres nos ponemos en situaciones de riesgo como la principal causa de las agresiones… ello equivale a decir que los niños raptados por “Eso” tienen la culpa de lo que les pasa por el mero hecho de ser niños…

Tán tán

Compartir