Es la mañana del 6 de enero, en casa tus pequeños te despiertan muy temprano, la llegada de los reyes en la madrugada dejo en ellos una felicidad inexplicable.

Pero, tu ya no sientes el 6 de enero como antes… Aún así con una sonrisa de oreja a oreja les acompañas a “descubrir” los regalos.

Te sientas frente a ellos y ves como se emocionan al ver los obsequios, de repente todo es silencio, tus ojos ya sólo enfocan sus caras.

La sonrisa genuina en sus rostros hacen que sonrías sin darte cuenta, y al verlos viajas en el tiempo, recuerdas aquel 6 de enero en el que “Los Reyes Magos” te dejaron los regalos más maravillosos que habías visto.

Recuerdas como junto con tus hermanxs y/o primxs disfrutaban de un día de juegos indescriptible. Eras feliz y no sabías cuánto.

De repente vuelves en sí, debes ir al trabajo, no puedes pasar todo el día con ellos, pero, te basta saber que son inmensamente felices, eso te alegra el día.

Porque quizá el “Día de Reyes” es eso; ser feliz haciendo felices a otros.

Por: Andrea Sánchez

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