“A veces me imagino enseñándole a andar en bici… o leyéndole cuentos antes de dormir”, dice Carlos, un hombre de 34 años, mientras se pregunta si algún día podrá ser padre. No tiene pareja estable ni una vivienda propia, pero el deseo está ahí, silencioso, firme. Como él, muchas personas se debaten entre el anhelo de formar vínculos afectivos duraderos y una realidad que a menudo no lo permite.

Construir una familia hoy va más allá de los modelos tradicionales. Implica la voluntad de acompañar, criar, cuidar o convivir. Las estadísticas muestran que el deseo de compartir la vida en familia permanece en muchas personas, aunque con claras diferencias según el género, la edad, y las posibilidades materiales y emocionales.

Historias que revelan un deseo compartido

Carlos no está solo. Andrea, una mujer de 29 años, también sueña con tener una hija, aunque duda si es justo traerla al mundo con tanta incertidumbre. “¿Y si no puedo darle una vida digna? ¿Y si me toca criarla sola?”, se pregunta. Las nuevas generaciones se plantean preguntas similares: ¿Cómo quiero cuidar? ¿Con quién quiero compartir mi vida?

Los tiempos han cambiado, las necesidades y contextos son distintos, porque ya no solo implica el deseo de formar una familia, sino de ver más allá de ella, planificar un futuro estable que brindará una mejor calidad de vida a esos seres queridos. El mundo incierto en el que se vive, obligó a los Millenials y a la Generación Z a crear una responsabilidad “prematura” ante sus decisiones y deseos.

Una encuesta del Pew Research Center (2023) muestra que entre personas de 18 a 34 años sin hijos, el 57% de los hombres desean tenerlos, mientras que el 45% de las mujeres comparten ese deseo. Es una diferencia significativa que sugiere un cambio cultural: el deseo de cuidar, criar o compartir la vida con otros ya no es exclusivo de las mujeres, ni se limita a una idea tradicional de familia.

Deseos que persisten con el tiempo

Aun con el paso del tiempo, este deseo no desaparece. Entre las personas de 40 a 49 años sin hijos, el 37.8% de los hombres aún expresa el deseo de tenerlos, y un 22% lo planea activamente. En el caso de las mujeres, el 28.8% mantiene ese anhelo, aunque solo el 11.9% lo está intentando. Si bien existen condicionantes biológicos, también hay factores sociales, como las expectativas o el estigma sobre la maternidad tardía, que inciden en estas cifras.

¿Qué motiva el deseo de criar o formar familia?

1. Trascendencia emocional:
El deseo de acompañar o criar a otros nace muchas veces de una necesidad de compartir afecto, construir lazos y dejar huella.

2. Nuevas formas de paternidad y maternidad:
Cada vez más personas, especialmente varones, quieren vivir la crianza desde un lugar más presente y afectivo, alejándose de roles tradicionales. Muchas mujeres, por su parte, también repiensan la maternidad con más autonomía y sin sentirse obligadas.

3. Redes de cuidado diversas:
Las familias no siempre se forman por vínculo sanguíneo. Personas solas, parejas del mismo sexo, amistades que deciden criar juntos o comunidades afectivas muestran que hay muchas formas válidas de cuidar.

4. Hormonas y emociones compartidas:
Independientemente del género, el deseo de cuidar y crear vínculos puede estar influido por procesos hormonales como la oxitocina, vinculada al apego y la empatía.ertilidad, soltería prolongada o falta de estabilidad económica.

Barreras que frenan los sueños

El deseo no siempre basta. Las razones que impiden a muchas personas construir una familia o red de cuidado incluyen:

  • 39% menciona razones económicas.
  • 21% inseguridad laboral.
  • 19% falta de vivienda adecuada.
  • Otros factores incluyen salud, ausencia de apoyo comunitario, o la carga desproporcionada que suelen asumir las mujeres y personas cuidadoras.

Fuente: UNFPA (2024), “My Body is My Own”

📊 ¿Quiénes desean formar familia hoy?

Edad / Género% que desean hijos% que lo planean activamente
Hombres 18–3457%No disponible
Mujeres 18–3445%No disponible
Hombres 40–4937.8%22%
Mujeres 40–4928.8%11.9%

Para quienes no pudieron… pero sí soñaron

Detrás del deseo de tener una familia hay algo más que un plan de vida: hay amor, ilusión y una esperanza que, en muchos casos, no logra concretarse. Para muchas personas, el anhelo de ser madre o padre ha sido fuerte y genuino, pero ha chocado con realidades duras: la inestabilidad económica, la falta de redes de apoyo, la presión del entorno, o incluso la edad biológica.

En un mundo donde la maternidad y la paternidad parecen cada vez más un privilegio condicionado por las circunstancias, vale la pena reconocer a quienes han amado desde el deseo. No tener hijos no los hace menos capaces de cuidar, de nutrir, de dar. Muchas veces han tenido que tomar la decisión más difícil: no criar, precisamente porque aman y no quieren hacerlo desde la carencia. A esas personas, la sociedad les debe respeto y empatía. Porque su historia también importa.

(Fotografías tomadas de Pexels)

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