Una de las mejores definiciones de la labor del periodismo la dio atinadamente el célebre maestro polaco Ryszard Kapuscinski: “El trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse”.

La semana pasada, periodistas mexicanos dieron una muestra de profesionalismo, oportunidad y de “iluminación a las cucarachas” con tres investigaciones contundentes que exhiben al poder en México.

El primero fue el reportaje del diario The New York Times en el que los corresponsales mexicanos realizaron una amplia investigación sobre el colapso de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México y en la que llegaron a la misma conclusión que el informe de los peritos noruegos contratados para rendir un reporte independiente: fallas en la construcción y nulo mantenimiento de la obra.

Este reportaje estuvo acompañado de una creativa y documentada presentación multimedia para que el lector digiriera y entendiera fácilmente el trabajo de investigación realizado por los periodistas durante varias semanas.

La otra pieza de investigación impecable fue titulada “La Estafa Verde” de la organización Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) en la que se exhibe el millonario desvío de recursos del gobierno de Chiapas de Manuel Velasco –hoy aliado incondicional del presidente Andrés Manuel López Obrador– a través de una empresa fantasma.

Los periodistas Vannesa Cisneros y Raúl Olmos desnudan cómo el gobierno de Velasco usó una empresa fantasma para simular la entrega de útiles escolares y despensas.

Y, finalmente, el diario español El País, en un trabajo conjunto con periodistas mexicanos y españoles, puso al descubierto cómo el Gobierno de México estuvo involucrado en una red de intercambio de petróleo por alimentos con Venezuela, burlando restricciones impuestas por Estados Unidos.

En este amplio reportaje se involucra a la dependencia gubernamental Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) en la trama de desvíos de recursos, así como de un subsecretario de Relaciones Exteriores mexicano como su operador.

CRECIÉNDOSE AL CASTIGO

En términos deportivos, los periodistas mexicanos han dado muestra de cómo se “crecen al castigo” que les endilga un día sí y otro también el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los verdaderos profesionales de la comunicación mexicanos son los que más ataques reciben desde el Palacio Nacional por exhibir que es una farsa la narrativa presidencial de que “no somos como los de antes” y “se acabó la corrupción con nosotros”.

Las voces periodísticas profesionales están cumpliendo con su trabajo, ayudando –aunque el presidente no lo quiera ver así– a denunciar la corrupción con hechos, cifras y refrescando la memoria al poder.

La investigación de los corresponsales mexicanos del diario neoyorquino, por ejemplo, incluyó tomar miles de fotografías en el lugar del accidente a fin de documentar los detalles y evidenciar el nulo mantenimiento a ese importante medio de transporte.

En contra de lo quiere hacer creer el presidente, el periodismo mexicano –aunque sea practicado por un puñado– está más sólido que nunca, dejando al poder con poco margen de respuesta a las historias como las publicadas recientemente.

Denostar a la prensa profesional y comprometida le está saliendo por la culata al presidente. Bienvenidos más trabajos periodísticos de este tipo. Solo así se logra un contrapeso y credibilidad, aunque muchos no lo quieran ver así.

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