El próximo 31 de julio, la atleta Laura Galván debutará en sus primeros Juegos Olímpicos. La guanajuatense originaria de la comunidad La Sauceda de Guanajuato capital participará en la prueba de 5,000 metros en los Olímpicos de Tokio.

Otra guanajuatense, la nadadora Liliana Ibáñez, intentará lograr la clasificación a la justa deportiva a fines de este mes, tras recuperarse de lesiones. La celayense es considerada la nadadora más rápida en la historia de México.

Ellas, al igual que decenas de deportistas mexicanos, se han preparado desde hace años para asistir al país del sol naciente y representar orgullosamente a México. Han sacrificado una parte de su corta vida porque -cito las frases del presidente Andrés Manuel López Obrador- “aspiran a triunfar”, a ser reconocidxs, a ganar “a toda costa”, y hoy son “egoístas” y “están siguiendo su camino”.

Y entrecomillo estas palabras porque son las ofensas que dirigió el presidente el viernes 11 y este lunes 14 no solo a la clase media, “aspiracionista” e “hipócrita”, sino a millones de mexicanos que se sacrifican a diario por ser mejores, por lograr una meta, por trabajar diario con esfuerzo y sacrificio para llevar bienestar a sus comunidades dentro de un país que se llama México.

Con sus declaraciones, nos queda más claro que tenemos a un presidente ignorante de lo que significa el sacrificio, el trabajo en equipo, el esfuerzo por ser mejores. En su afán de atacar a “sus adversarios” descalifica y ofende a mexicanos triunfadores como el piloto de Fórmula 1 Sergio Pérez, al futbolista Héctor Herrera del campeón Atlético de Madrid, al boxeador Saúl Canelo Álvarez, al beisbolista Julio Urías, solo por mencionar algunos deportistas profesionales que hoy están en la cima de sus disciplinas, gracias a su “individualismo”.

Sería interminable mencionar además a los cientos de miles de científicos, investigadores, escritores, abogados, médicos, comunicadores, actores, cineastas, becarios y un largo etcétera de mexicanos que creen en el trabajo y superación para ser mejores, para ayudar a su entorno y, principalmente, enaltecer a su país.

AMAR AL PAÍS ADENTRO Y AFUERA

Usted, señor presidente, no tiene idea de lo que es amar a su país desde afuera y desde adentro. Me resulta ofensivo y repugnante que, a estas alturas, el personaje que debe gobernar para todos los mexicanos descalifique a millones -repito millones- de compatriotas que jamás se quedarán cruzados de brazos esperando dádivas públicas o esperando a que se compadezcan de ellos porque no tuvieron oportunidades.

¿Qué va a pasar cuando una mexicana o mexicano gane una medalla en Tokio? ¿Le dirá que es de clase media “aspiracionista”, “egoísta”, “individualista”? Usted, señor presidente, se tardó 14 años en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM -mi facultad- para concluir la carrera, pero seguramente en todo ese tiempo nunca se dio una vuelta a los campos de CU para atestiguar lo que significa prepararse para ser mejores o lo que significa trabajar en equipo.

Tampoco creo que algún día en sus años de “estudio” se haya trasnochado para entregar un trabajo, como lo hacen los alumnos de cualquier carrera universitaria. No se le olvide, además, que usted vivió muchos años en su departamento de Copilco, sí, en una zona de clase media del sur de la capital del país y que tuvo aspiraciones como ser algún día presidente de la república, ¿o no?

¡Qué pena que el líder de una gran nación como es México tenga un pensamiento tan chiquito, cerrado y tan retrógrada!

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