¿Alguien se acuerda cuando la titular de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), Ana Gabriela Guevara, advirtió que la dependencia a su cargo no tenía siquiera para pagar la luz en julio del 2019? Para los olvidadizos defensores de la 4T, ese día, en reunión con integrantes de la Comisión de Juventud y Deporte del Senado, la ex velocista dijo que no solo no habría becas para los deportistas, sino que ya no había recursos para pagar la luz.

¿O también se acuerdan que solo para el 2021, el Presupuesto de Egresos enviado por la Secretaría de Hacienda -dígase el presidente Andrés Manuel López Obrador- a la Cámara de Diputados fue recortado en 107.5 millones de pesos con respecto al 2020 dejándole 2 mil 676.5 millones de pesos? La lista de los recortes presupuestales al deporte en los últimos años es muy larga (hasta 50 por ciento), pero basta con estos dos ejemplos para identificar en qué condiciones está el deporte en este sexenio.

El Gobierno federal -y el presidente, insisto- sabían perfectamente que nuestros atletas iban con poco fogueo y presupuesto a los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero fiel a su costumbre, cuando abanderó a la delegación mexicana el 6 de julio pasado les dijo exultante a los atletas que “vamos a salir adelante con buenos resultados”, además de que les prometió incentivos económicos “y algo especial para el que nos traiga medallas”.

En esa ceremonia, en la que Ana Gabriela prometió 10 medallas, el presidente nunca mencionó cuánto dinero le ha quitado a todo el deporte sabiendo que estaba en puerta una justa olímpica. Y tampoco pasó mucho tiempo para que una de las mejores atletas mexicanas ventilara el poco interés hacia el deporte: la gimnasta Alexa Moreno, quien hizo historia al quedar en cuarto lugar en la especialidad de salto de caballo, denunció que nunca recibió apoyo y que incluso el dinero que recibió del Premio Nacional del Deporte lo tuvo que destinar para comprar sus aparatos para entrenarse ante la falta de infraestructura para la gimnasia.

CRÍTICAS DE AFUERA Y ADENTRO

Es muy cierto que desde el escritorio, periodistas, analistas y expertos pueden criticar la pobre producción de medallas, que ha sido la peor en lo que va de este siglo. Hacerlo desde lejos, fuera de los gimnasios o de las instalaciones deportivas es poco ético. Pero es imperdonable para la prensa no advertir ni dimensionar el castigo presupuestal que ha gestado este Gobierno Federal en contra de los deportistas y más ahora cuando presume trabajar a favor de los jóvenes para ahuyentarlos de las drogas y no sean “reservas del crimen”.

Y también fallaron, como ha ocurrido en este gobierno, los directivos deportivos que “callaron como momias” (López Obrador dixit) ante el castigo de recursos. El temor de contradecir al líder máximo trae consecuencias y ahí están los resultados olímpicos. Es cierto que muchos atletas recibieron becas de los gobiernos estatales de donde residen, pero de ninguna manera se compensó los faltantes del Gobierno federal.

Independientemente de las acusaciones que hay en su contra por presuntos desvíos de dinero en su gestión -que debe aclarar cuanto antes- ¿por qué Ana Gabriela Guevara no se atrevió a seguir denunciando los castigos presupuestales al deporte como lo hizo en julio del 2019? Ella sabe perfectamente cómo se hacen las gestiones de recursos ante el Congreso, pues fue senadora y diputada federal. Qué pena que teniendo el papel de titular de la Conade los haya dejado ir.

Y ahora que rinda cuentas ¿se atreverá a acusar directamente al presidente por el “austericidio” contra el deporte? Como ha ocurrido a lo largo de este sexenio, seguramente el presidente y la ex velocista echarán debajo de la alfombra todos los fracasos y no pasará nada. Ojalá y me equivoque, pero qué bueno sería ver a una lideresa con dignidad, solidaria con los deportistas y orgullosa de sus raíces renunciar a su cargo y convertirse en la mayor vigilante de apoyos a los atletas.

(Foto: Tomada del diario El Universal)

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