La naturaleza parece enfurecer. Una combinación de factores naturales y humanos provocaron que los remanentes del huracán “Ida”, debilitados pero aún cargados de agua, dejaran devastación a su paso por el noreste de Estados Unidos, a más de mil 600 kilómetros del lugar en el que ingresó a tierra.

De acuerdo con la agencia AP, no es la primera vez que ocurren esta clase de inundaciones letales en lugares distantes a causa de huracanes, y los meteorólogos habían advertido que “Ida” podría provocar desastres similares.

Se hicieron planes para enfrentarla, pero el director del Servicio Nacional de Meteorología señaló que la acometida de lluvias de la tormenta fue tan fuerte y llegó tan rápido que rebasó la capacidad de la región para lidiar con ellas.

A pesar de que “Ida” había perdido la mayor parte de la velocidad de sus vientos, que en un momento dado alcanzaron los 240 km/h, sí retuvo su núcleo cargado de agua, añadió la información de AP.

Posteriormente se fusionó con el frente húmedo de una tormenta no tropical que se fortalecía, según meteorólogos y científicos atmosféricos.

LLUVIAS EXCEPCIONALES

Cuando esto sucede “pueden ocurrir lluvias excepcionales”, dijo Kerry Emanuel, profesor de meteorología del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).

No es algo raro. Por ejemplo, sucedió con el huracán Camille en 1969, que tuvo una trayectoria similar. Camille dejó más de 100 muertos en Virginia a causa de las inundaciones luego de ingresar a tierra por Mississippi siendo un huracán categoría 5”, añadió Emanuel.

Durante el fin de semana, el director del Servicio Nacional de Meteorología, Louis Uccellini, y otros meteorólogos comenzaron a encontrar una inquietante similitud con Camille e hicieron sonar la alarma.

“Colectivamente estábamos al tanto de esta posibilidad. Estas discusiones iniciaron incluso antes de que la tormenta tocara tierra en Luisiana”, dijo Uccellini a The Associated Press.

SIMILAR A “IVÁN”

El huracán Iván tuvo una trayectoria similar en 2004 y desató precipitaciones históricas en Pittsburgh, dijo el meteorólogo Bob Henson, del servicio Yale Climate Connections. En el caso de Ida, declaró, las condiciones eran propicias “para la lluvia, y todo se materializó a lo largo del corredor de la autopista interestatal 95”.

La tormenta arrojó más de 8 centímetros de lluvia en el Central Park de Nueva York en apenas una hora la noche del miércoles, despedazando el récord que impuso hace menos de dos semanas la tormenta tropical Henri. Partes de Nueva Jersey, Massachusetts, Rhode Island y Pensilvania recibieron más de 23 centímetros (9 pulgadas) de lluvias.

El número de víctimas y la magnitud de los daños siguen creciendo.

FUE MALA SUERTE

En parte también fue mala suerte. Si la trayectoria de Ida hubiera sido de tan sólo 160 kilómetros más al este, la mayoría de las lluvias hubieran ocurrido sobre el océano y a nadie le hubiera importado”, dijo Brian McNoldy, investigador de huracanes de la Universidad de Miami.

“La amenaza de clima extremo y la amenaza de inundaciones repentinas en estas zonas se pronosticaron de manera muy acertada con varios días de antelación, pero eso no reduce la destrucción que provocan”, comentó McNoldy en un correo electrónico en el que adjuntó las alertas que emitió el Servicio Nacional de Meteorología entre el lunes y el martes.

COLETAZO AL NORESTE

Ken Kunkel, meteorólogo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) que se especializa en lluvias y calor extremos, señaló que en un estudio que realizó hace años se halló que una tercera parte de los eventos de precipitaciones extremas en el noreste son provocados por los remanentes de huracanes y tormentas tropicales.

Funcionarios del gobierno en Nueva York se prepararon para las fuertes lluvias, pero Uccellini dijo que los aguaceros —de 8 a 20 centímetros del martes— simplemente rebasaron a la infraestructura del noreste del país.

“La población está lista, ¿pero la infraestructura está lista para la magnitud de estas tormentas?”, preguntó Uccellini. “No parece que sea el caso”.

Creo que con el deterioro de las condiciones climáticas… esto es algo que tenemos que revisar ahora y en el futuro”, añadió.

EL HOMBRE, CULPABLE

El calentamiento global provocado por el hombre debido al consumo de combustibles fósiles también hizo que los impactos de largo alcance de Ida fueran un poco peores, señalaron los expertos.

El aire más cálido retiene más humedad de la que puede soltar, señaló el exmeteorólogo de huracanes Jeff Masters, también de Yale Climate Connections. El aire encima de los océanos tiene aproximadamente 10% más humedad que en 1970, y eso se refleja en las tormentas, indicó.

La humedad adicional se condensa dentro de estas tormentas y libera energía térmica adicional, lo que genera corrientes ascendentes y hace que las tormentas sean más intensas y duren más tiempo. Esto puede resultar en un incremento de hasta el 30% en las precipitaciones, y se ha documentado en varios casos de inundaciones en gran escala, añadió.

(Foto: Tomada de la agencia AP)

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