Ya casi a un año del anuncio oficial del primer caso de Covid-19 en Guanajuato, nadie imaginó de qué forma cambiarían “nuestras actividades normales”.

Sin embargo, un aspecto importante a reflexionar, y uno de los que más se ha hecho hincapié a la población en general, fue la preocupación por la salud mental.

Lo anterior, derivado del confinamiento, para atender el llamado del famoso “Quédate en casa”.

Ante un miedo que inundó a todos, las opiniones y puntos de vista generaron más tensión a la situación, dividiendo a familias, amigos y compañeros de trabajo entre la eficacia de la atención a las medidas sanitarias, señalando como exagerados a todos aquellos que se cuidan, llamando como “extremistas”, (por el simple hecho de portar el cubrebocas, desinfectar o lavar tus manos de forma constante y evitar tocar tu cara), y aquellos que simplemente no creían en la enfermedad.

Hoy por hoy, se siente la ausencia de personas cercanas, conocidas, amigos, familiares, que fallecieron ante la causa del virus, y no por que se descuidaran meramente, pues como bien se sabe, muchos contagios se dieron  por transmisión comunitaria.

Tras ello, nos “cayó el veinte” del peligro que podría representar una reunión, una visita, la cercanía de otra persona ajena a nuestro entorno, los encuentros, pero sobretodo el poder tocar o abrazar a otra persona.

¿Alguna vez imaginaste que dar un abrazo a otra persona podría ser tan peligroso?

Lo cierto es que es triste el no poder hacerlo, pues recién pasaron las fechas decembrinas, una época que se detona de abrazos y apapachos familiares, aunque en esta ocasión fue distinta.

Esto pese a lo necesario de un abrazo, ya que un abrazo sincero produce una hormona llamada oxitocina, conocida también como la hormona del amor. Esta sustancia, produce muchos beneficios para nuestra salud física y mental.

Aún seguimos en un camino incierto, pero con la apreciación de lo simple, tal como un abrazo, una reunión con tu familia, amigos y sobre la importancia de vivir cada día al máximo, por qué si algo hemos aprendido de esta pandemia es que nunca sabemos cuándo será el último…

 

-Andrea Gómez.

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