Faltan menos de dos semanas para el proceso electoral del 6 de junio y en su guerra sucia, los partidos políticos están exhibiendo todo tipo de ataques con acusaciones falsas, dudosas y ciertas, pero hay una bajeza que debería de preocuparnos a fondo: la falta de protección de nuestros datos personales y en manos de quiénes están.

En los últimos días, al menos en León y en otras partes del país los partidos están recurriendo a una táctica observada no solo en México sino en otras partes del continente -según una revisión en varios países- y que se reduce al envío de mensajes de texto a los teléfonos celulares de los ciudadanos atacando a determinado candidato o candidata con acusaciones falsas.

Son mensajes que nadie solicita y que los usuarios de los teléfonos celulares tampoco pueden bloquear, pues proceden de números desconocidos o bien de una empresa telefónica. En el caso de León, Guanajuato, dos son los mensajes más frecuentes que han enviado a los usuarios de celulares que inician con los dígitos 477:

“Notileon (sic): Alejandra Gutiérrez aprobó un aumento al Predial del 98% para todas las viviendas del municipio”.

“El León (sic): En plena pandemia, Alejandra Gutiérrez aprueba disminución del gasto público en los servicios de salud”.

Estas acusaciones, sin sustento alguno, en contra de la candidata puntera para el municipio leonés, Alejandra Gutiérrez, tendrían un indiscutible emisor y sería el partido Morena. Aunque es aventurado confirmar su procedencia -en ambos casos aparecieron un número procedente de la Ciudad de México con 555 y en otro tenía la leyenda de RadioMóvil Dipsa, el nombre fiscal de Telcel- estos mensajes evidencian que cualquier persona, llámense operadores de partidos políticos -e incluso criminales- pueden acceder libremente a nuestros números telefónicos.

Hace un mes, en Nuevo León, el candidato puntero en las encuestas para la gubernatura, Samuel García, denunció también el uso indiscriminado de la base de datos ciudadanos tras denunciar el envío masivo de mensajes de texto a celulares que inician con dígitos de Monterrey. “Candidato a gobernador por MC Samuel García y su padre son investigados por la UIF por lavar dinero para el Cártel del Golfo” (sic).

TODOS CONTRA TODOS Y EN TODAS PARTES

Otro caso ocurre en Puebla, aunque ahí la candidata de Morena a la capital de ese estado, Claudia Rivera, es víctima de la campaña masiva de mensajes de texto en los que la acusan de “seguir privatizando” el agua.

Y en Perú, donde el próximo 6 de junio también habrá un proceso electoral, pero para elegir presidente, el candidato de izquierda, Pedro Castillo, acusó el descarado uso de mensajes de texto para atacarlo con infundios y denunció a la empresa proveedora de telefonía celular, Móvil Claro -filial de Telcel- de ser la plataforma de los ataques.

En la consulta también se detectaron usos masivos de mensajes de texto en Chile y en Costa Rica involucrando a políticos.

UN MERCADO MUY NEGRO

No es un secreto la existencia de un mercado negro en el que se pueden adquirir bases de datos de las empresas telefónicas y así mandar masivamente mensajes de texto. Incluso, los partidos políticos tienen a su alcance “robots” que con el uso de Inteligencia Artificial (IA) pueden inundar con mensajes números telefónicos que inicien con la clave 477, en el caso de León, o de cualquier otra ciudad del país.

En abril pasado se generó una amplia discusión en el país a raíz de la aprobación de una reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión con la que se crea el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (PNUTM).

Esta reforma obliga a que todos los usuarios de teléfonos celulares entreguen a su proveedor de telefonía número de línea, fecha y hora de activación, nombre completo del usuario, y los datos biométricos de quienes tengan líneas de celular, entre otra información. Por el momento está suspendida su aplicación ante la lluvia de amparos por violar los derechos de privacidad de los usuarios.

¿En manos de quiénes estamos y de quiénes vamos a estar? La respuesta es muy difícil de responder.

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